Fuente: laotraandalucia.org
Se llama Brahim Sabbar, es saharaui y fue víctima de la brutalidad policial marroquí durante una década, desde su detención en 1981 hasta ser liberado en 1991, y relata para andalucesdiario.es su tenebrosa experiencia, después de que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz haya decidido procesar a once altos cargos, militares y policías marroquíes por delitos de genocidio en el Sahara, entre 1975 y 1992, y en algunos casos en concurso con delitos de detención ilegal, torturas, asesinato y desaparición forzada.
¿Cómo era su vida como activista antes de que se produjera la detención?
El 14 de agosto de 1979 se inicia la ocupación marroquí de Dajla (antigua Villa Cisneros). Yo vivía aún en Lagsabi, mi ciudad natal y solo tenía 19 años. Fundamos una asociación de artes y teatro para proteger la cultura del pueblo saharaui. Marruecos veía esta asociación como un atentado contra su gobierno y un peligro para su ocupación, así que la prohibieron. Formamos pequeños grupos que se desplazaban por las ciudades repartiendo panfletos y fotografías de nuestros mártires.
¿Cuándo fue detenido?
El 14 de agosto de 1981, justo dos años después de la ocupación de esta ciudad, los marroquíes celebraban ese día su invasión y nosotros, todos esos grupos clandestinos, nos manifestamos exigiendo la liberación de detenidos y secuestrados. Esta noche hubo más de 70 desaparecidos, la mayoría jóvenes. Yo fui uno de ellos. Me vendaron los ojos y me pegaron hasta perder la conciencia para que no supiera al lugar al que me llevaban. Tras aproximadamente una hora en coche llegamos a un cuartel que yo conocía perfectamente. Era el cuartel del grupo 14 de intervención móvil y urgente (CIM).
¿Cuántos años estuvo desparecido?
Desde ese día, el 14 de agosto de 1981 hasta el 22 de agosto de 1991. Una década entera.
¿En qué clase de prisión estuvo encarcelado?
En el cuartel al que me llevaron el primer día estuve el primer año y medio, hasta el 18 de febrero de 1983. Del grupo de los 70 detenidos la noche del 14 de agosto de 1981, sólo quedábamos 8 detenidos, el resto habían sido liberados en distintos momentos. A los 8 que quedábamos nos taparon los ojos y nos llevaron al aeropuerto militar, y en avión fuimos traslados a Agadir. De madrugada nos llevaron a los 8 en un Renault, junto con 4 policías vestidos como civiles. Nos transportaban como a animales. Al mediodía, tras haber sido trasladados a un camión, llegamos a un lugar que no conocíamos y donde pasamos los ocho años y medio siguientes. Más tarde nos enteramos que estábamos en Kalaat Maguna. Más de 270 presos saharauis había allí, mujeres de 14 a 70 años y hombres de 16 hasta 90 años, de ciudades del Sáhara Occidental y del sur de Marruecos.
¿Cómo recuerda aquellas escenas con la policía marroquí?
Es difícil describir situaciones como ésas. Cuando la policía marroquí te tortura día tras día deseas la muerte para que termine un sufrimiento tan brutal. Durante el primer año y medio que estuvimos en el cuartel usaron todos los métodos conocidos de tortura. Todo este tiempo nos mantuvieron con los ojos vendados continuamente, de día y de noche. Los tres meses primeros las torturas fueron diarias y continuas. Nos golpeaban con porras, cables eléctricos, nos mantenían horas colgados por los brazos, choques eléctricos por todo el cuerpo (zonas especialmente sensibles como los genitales), la prohibición de dormir durante días, amenazas de violación, torturaban a los menores delante de nosotros (a veces nos retiraban las vendas de los ojos para que lo viéramos) y también al contrario, nos torturaban delante de niños, desnudos nosotros. Lo más duro era oír cómo torturaban a las mujeres y a los niños.
¿Cómo fue el trato recibido por parte de las autoridades marroquíes?
Como se puede imaginar el trato no fue especialmente bueno, no podría decir que fueron amables. Nos trataban peor que a animales. Todos los sistemas marroquíes, el Ministerio del Interior, la policía, la justicia fueron responsables de nuestra desaparición y de las torturas.
¿Cómo era la vida en aquel secuestro? Descríbanos un día de aquellos.
Podían levantarte a medianoche echándote un cubo de agua y así comenzaba el sufrimiento de aquel día, o bien te obligaban a pasar días completos sin dormir. Al comenzar el día, te llevaban a salas de interrogatorios y volvía a iniciarse todo. Insultos continuos, todo el que pasaba a tu lado te golpeaba, ojos vendados y de pie cara a la pared, quemaduras con cigarrillos…..eran días de tortura continua, no se puede contar otra cosa de aquellos días. En 1987 cambió un poco la situación, comenzaron a dejarnos salir al patio y podíamos hablar entre nosotros y con otros grupos. Llenábamos nuestro tiempo con pequeños juegos, teatro, poesía, enseñábamos a leer y a escribir a los analfabetos, escribíamos con agujas en trozos de sacos de cemento y con jabón en la ropa negra, siempre con códigos secretos.
¿Cuándo se produce la liberación?
En 1990 Amnistía Internacional en coordinación con AFAPREDESA (asociación de familias de desaparecidos, que se encontraba en los campamentos) en su informe anual contó que existía una prisión secreta al este de Marruecos, en Kalaat Maguna, donde podrían encontrarse cientos de saharauis desaparecidos. Exigió la liberación inmediata de todos ellos, aunque Marruecos seguía negando la existencia de presos políticos. Ya desde 1989 había un acuerdo de paz en la ONU entre Marruecos y el Polisario. Un punto de este acuerdo era la liberación por ambas partes de todos los presos políticos. El informe de Amnistía Internacional forzó nuestra liberación. El alto el fuego fue firmado el 6 de septiembre de 1991 pero Marruecos nos fue liberando unos meses antes. Yo fui liberado el día 22 de agosto de 1991. Me llevaron a Dajla con mi grupo de los 8. Me exigieron no contar nada bajo amenazas de volver a ser torturado o desaparecido nuevamente.
¿Cómo fue su vida a partir de entonces? ¿Cómo encontró de nuevo a tu familia? ¿Qué sabían de su desaparición?
Mi familia no había tenido ninguna noticia de mí en esos 10 años, pero me consideraban muerto por todo lo que escuchaban. Al salir busqué a un conocido que iba a viajar a Lagsabi, mi pueblo natal y donde suponía que seguía mi familia y le pedí que se hiciera una foto conmigo y se la llevara a ellos y les contara que estaba vivo y libre. Poco después vino mi hermano a buscarme y volví a casa. Todos eran 10 años mayores, mi madre no hablaba ni caminaba, a todos nos costó trabajo reconocernos había pasado demasiado tiempo y mi físico estaba bastante deteriorado. A partir de estos momentos las autoridades me exigían continuamente un control de mis movimientos, mi vida ya nunca fue normal.
¿Cómo valora la decisión de un juez de la Audiencia Nacional?
Todas las desapariciones, torturas y muertes que perpetró Marruecos han de ser investigadas a fondo. Es necesaria la creación de un tribunal específico para esta investigación. Pero, evidentemente, la decisión del juez Ruz me parece importante. En primer lugar se puede conseguir que se mejore la vigilancia de los derechos humanos en el Sáhara y en segundo lugar que se inicie la creación de esa investigación a fondo por parte de tribunales internacionales.
Actualmente se encuentra residiendo en España, ¿cómo es tu vida en este país?
Llegué a España para recibir tratamiento de las secuelas que me quedaron en la cárcel y para difundir todo lo que está pasando en mi país, las graves violaciones de los derechos humanos que siguen sucediendo allí diariamente. Desde que llegué siento mejoría de mi estado psíquico, aquí puedo disfrutar de la libertad que allí nos privan.
¿Ve justificada la postura tan indulgente de España y de la UE con los excesos del régimen marroquí?
No hay justificación posible. España es la primera y más importante responsable de todo lo que ocurre en el Sáhara como potencia administradora que es hasta ahora. Debió hacer el referéndum antes de abandonar el territorio y no lo hizo.
Y Europa también es responsable al hacer acuerdos sobre nuestros recursos naturales con Marruecos. Tanto España como Europa hacen la vista gorda sobre las continuas violaciones de derechos fundamentales en el Sáhara.
¿Diría que Rabat está haciendo un buen papel en la contención del terrorismo islamista?
Todo lo contrario. No sólo no está conteniendo el terrorismo islamista sino que favorece la creación de grupos terroristas y la financiación de los mismos a través del negocio de la droga. De cara a Europa, Marruecos vende una imagen de firmeza frente al terrorismo, endureciendo sus leyes internas, esto lo que hace fundamentalmente es destruir más la falsa democracia marroquí, pero así pretende conseguir apoyos internacionales en lo referido al conflicto del Sahara Occidental.
¿El control o la desaparición del fenómeno integrista favorecería una solución política al conflicto del Sáhara?
En cuanto a esta última cuestión diría que más bien es al contrario. La resolución del conflicto en nuestro territorio y el equilibrio al que llevaría a toda esa zona, podría controlar en cierta manera el fenómeno integrista. Si no hay una solución pacífica y democrática al conflicto del Sáhara y al final vamos a la guerra, esto daría a la zona desestabilidad y nuevos desafíos.
(Fuente: andaluces.es / autora de la entrevista: María Serrano)