Fuente: malagahoy.es
El documental ‘Daia Sahara’ recoge el éxodo estival de los niños saharauis Desde 1993, 30.000 pequeños han pasado el verano con familias andaluzas
Las piernas de Mariam no logran alcanzar el suelo. Se balancea hacia delante y detrás, agarrándose con las dos manos al asiento de su silla. Habla con la timidez de una niña de doce años que se sabe el centro de atención, mientras devora con los ojos la escena que le rodea. Yasir, de once años, se mantiene de pie y le observa con los brazos cruzados, mascando un chicle con medida lentitud. La expresión de su rostro desconcierta en un niño de su edad. Parece mayor. Pasar todos los veranos alejado de su familia ha hecho que su gestos sean casi adultos. Pero no queda más remedio que hacer las maletas cuando en casa las temperaturas alcanzan los 55ºC a diario. O cuando casa y campo de refugiados se han convertido en sinónimos.
Los dos han llegado a España por cuarto año consecutivo a través del programa Vacaciones en paz, que permite que los niños de entre 8 y 12 años procedentes de los campamentos de la población saharaui refugiada en Tindouf, Argelia, pasen el verano alejados de la dureza del desierto. La acogida, organizada por la Federación Andaluza de Asociaciones Solidarias con el Sahara (Fandas) y las Asociaciones de Amistad con el Pueblo Saharaui de Andalucía, ha hecho posible que en los últimos veinte años más de 30.000 niños hayan pasado sus vacaciones de verano en familias andaluzas, poniendo tierra de por medio con una zona de conflictos en la que los recursos materiales son escasos. Y ahora, Pilar Casado y Jorge Guardado, dos jóvenes emprendedores sumergidos en el mundo audiovisual, han llevado su historia a la gran pantalla con el documental Daia Sahara, dotando de voz y rostro a la labor que diariamente hacen en Fandas.
Daia significa «laguna de agua estancada» en hassaní, el dialecto del pueblo saharui. «Agua tan estancada como la situación del Sahara Occidental», explicó Casado en la presentación del documental que tuvo lugar en la sede de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aacid). Tanto ella como Guardado entraron en contacto con la situación del Sahara hace un año y medio, cuando una amiga común que había acogido a un niño les contaba anécdotas del verano pasado. «Al principio eran graciosas, pero luego nos quedamos pensando. Realmente la acogida no es sólo una forma de que los niños pasen menos calor. Había un trasfondo político, la razón era mucho mayor que eso», reveló la joven directora. La semilla de su primer proyecto cinematográfico acababa de sembrarse.
Para sus productores y directores, que han tenido que pluriemplearse para poder financiar el proyecto en su totalidad, el documental busca desmontar prejuicios y estereotipos en torno a las acogidas. Para la madre española de Yasir, lo que suele desalentar a muchas familias son las diferencias culturales. «Algunas dicen que no se prestarían porque son demasiado malos, demasiado traviesos. Pero no lo son. Sólo son niños».
A pesar de la falta de apoyo económico, la productora Séptimo de Caballería y la Fundación Francisco Carvajal han colaborado en la distribución y posproducción del documental. La Junta de Andalucía, por su parte, quiso «reiterar su compromiso con los derechos humanos y con los pueblos» y aportó su granito de arena en la presentación del largometraje, al que acudió el vicepresidente y consejero de Administración Local y Relaciones Internacionales, Diego Valderas, que se comprometió a «devolver el conflicto del Sahara a la agenda política y humana». Aunque reconoció no haber visto el vídeo en su totalidad, Valderas se deshizo en elogios hacia el audiovisual. «Consigue plantear con cercanía una situación de lejanía», aclaró. Él mismo dijo haber vivido la situación de la acogida de forma indirecta a través de amigos y compañeros de trabajo, que, además de abrir sus casas a niños refugiados, comprobaron la situación de los saharauis in situ. «A lo mejor ha llegado el momento de acercarse», apuntó tras anunciar que la Aacid está organizando una visita a los campos de refugiados.
Para Valderas, el trabajo de documentación que Guardado y Casado han realizado en el último año y medio ha permitido contar en imágenes «un viaje a realidades cercanas y a la vez lejanas, un viaje lleno de emociones y vivencias que consigueconstruir un vínculo enérgico entre familias españolas y familias saharauis».
Pidió solidaridad política para poder poner sobre la mesa el cumplimiento de las resoluciones de la ONU a favor de la libertad de los hombres y mujeres del Sahara Occidental. «Este largometraje es un documento a favor de la libertad, a favor de una causa difícil, pero tan justa que se acabará ganando», sentenció el vicepresidente de la Junta.
Mariam y Yasir le escuchaban con semblante serio desde sus asientos. En el carril bici que rodea a la Aacid, un padre reñía a su hijo. Había tirado contra el suelo el casco de la bicicleta.