Fuente: Voz del Sahara Occidental en Argentina
Por Hmad Hammad
Lamentablemente, el derecho a la sanidad en las zonas ocupadas del Sahara Occidental representa un problema muy grave, que radica en los propios hospitales y personal médico de la ocupación, donde se cometen los más salvajes abusos inhumanos contra los ciudadanos saharauis. Las instituciones sanitarias bajo control de la ocupación son verdaderas comisarías, donde se tortura y se interroga a base de violencia.
Tanto más chocante resulta que las víctimas son ciudadanos saharauis, de los cuales la mayoría se encuentran –sea por lo que fuera- dentro de centros de detención disfrazados de hospitales, con enfermeros y médicos-policías pertenecientes a las fuerzas de ocupación marroquí.
Esos individuos son los encargados de causar tormentos y torturas a los ciudadanos saharauis, que llegan heridos de las manifestaciones pacíficas, donde solamente reivindican el derecho a la autodeterminación y la libertad y justicia en su propia tierra.
Cuando los saharauis llegan heridos de las manifestaciones en busca de asistencia médica se encuentran con otra realidad. Los enfermos heridos se convierten en detenidos y las curaciones se convierten en torturas inhumanas. Los saharauis que buscan ayuda sanitaria ahora temen ir a esos hospitales y se conforman con curarse siguiendo los métodos tradicionales en sus propias casas.
Para un mejor entendimiento de la situación sanitaria en el Sahara Occidental he aquí algunos ejemplos entre muchos. Como he mencionado anteriormente, los médicos son policías y, en cambio de preguntarte por las lesiones y las heridas y sus curaciones, te interrogan por tu participación en esas manifestaciones, utilizando todo tipo de violencia agravada e insultos discriminatorios.
Son muchos los saharauis que han sido víctimas de ese tipo de prácticas discriminatorias. Entre ellos activistas, como es mi caso, cuando acompañé a mi compañera de lucha Aminatu Haidar, tras caer herida como consecuencia de fuertes golpes provocados por la policía marroquí, los autodenominados escuadrones de la muerte. Al recoger a Aminatu en mi coche, nos dirigimos directamente al hospital de El Aaiún ocupada para que mi camarada reciba atención médica pero, por desgracia, eso no fue así.
A nuestra llegada, nos dirigimos directamente a urgencias. Al final conseguimos entrar para encontrarnos con otra realidad: a Aminatu le metieron en una sala donde las heridas les fueron cosidas sin anestesia y, justo cuando la llevaron detenida para ser ingresada injustamente en la cárcel negra, mientras yo estaba saliendo al sector de ingreso del hospital, fui atacado violentamente por una multitud de policías y colonos que trabajaban en la seguridad. El ataque fue tan brutal que recibí golpes y sesiones de tortura hasta perder completamente el conocimiento y luego abandonado.
Nuestro único delito por el que sufrimos estas atrocidades es, en primer lugar, ser saharauis y defender la causa y el derecho a la autodeterminación y a la libertad pidiendo justicia para nuestro pueblo oprimido. Por desgracia esa es la realidad que vivimos día a día con la ocupación, que nos hace todo imposible hasta en el ámbito sanitario (y en otros ámbitos) recortando nuestros derechos.
Ese tipo de agresiones agravadas contra personas honradas que tan solo reclaman justicia en su propia tierra tiene que tener fin. Los ciudadanos saharauis mueren en silencio en los hospitales de la ocupación y el derecho a la autopsia es inexistente y solicitarlo se considera un acto de rebeldía que tendrá consecuencia desastrosas e indeseables, como sufrir sesiones de tormentos y tortura. También los certificados médicos son negados o de corta duración.
Ese es el precio que pagamos día a día los saharauis en las zonas ocupadas por luchar por nuestra libertad de una manera pacífica, en nuestra tierra secuestrada. Son muchos los casos similares a lo que nos ha ocurrido a mí y a mi camarada Aminatu Haidar. El precio, como podéis entender, es muy alto, por reivindicar el justo derecho a la libertad y la autodeterminación como lo exige la Resolución 1514 de Naciones Unidas.
Entre el silencio y la complicidad de países como España y Francia, Marruecos practica esas violaciones graves de los derechos con total impunidad, actuando como si nadie tuviese capacidad alguna de impedírselo.
Los que hemos vivido y sufrido esos sucesos en nuestra propia carne nos sentimos dolidos en la profundidad de nuestro sentimiento, sabiendo que hemos llegado al punto en el que apenas nos quedan derechos.
Como dijo el símbolo de la libertad y la resistencia pacífica, Nelson Mandela, “para los hombres la libertad en su propia tierra es la cumbre de sus ambiciones por lo que nadie podrá persuadirles en contra de sus convicciones”.
Desde los territorios ocupados del Sahara Occidental, hacemos un llamamiento urgente con la esperanza de que llegue nuestra voz a todas las organizaciones de defensa de los derechos humanos y los gobiernos democráticos, así como a toda persona que ama la libertad y la justicia en el mundo, para la puesta en marcha y la intervención urgente en los territorios ocupados del Sahara Occidental. También para la creación de una comisión independiente que investigue estas violaciones graves contra los derechos humanos en este territorio no autónomo y pendiente de descolonización y así lograr poner fin a más de cuarenta años de tortura, exterminio y opresión.