Por Luis Portillo Pasqual del Riquelme*
A la atención del Director del diario EL PAÍS
Por segunda vez en muy pocos días, veo que ese periódico se empeña en no llamar a las cosas por su nombre. Así sucede, en efecto, con la noticia publicada en la edición impresa de ese periódico relativa al nombramiento del nuevo embajador de España en Marruecos (El ex ‘número dos’ de la Casa del Rey, nuevo embajador en Rabat), en la cual se dice literalmente “misión de las Naciones Unidas para el Sáhara (Minurso)”, comiéndose el redactor de la noticia dos letras y palabras clave: la R de Referéndum y la O de Occidental.
Porque eso es lo que significa MINURSO: Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental, le guste o no al redactor en cuestión. Es la segunda vez en una semana, o menos, que ese periódico oculta y manipula ese acrónimo. Debo suponer que no es ignorancia, sino malas intenciones y mal periodismo. Así de claro. Imaginen ustedes que publican OTAN diciendo que se trata de la Organización del Tratado Norte; o que OCDE es la Organización para la Cooperación. ¿Qué les parece?
Lo mismo sucede con el artículo que envié a la Redacción de EL PAÍS hace ahora mes y medio, con antelación más que suficiente para que ustedes preparasen la publicación (del original, Hans Corell, o de la fotocopia, Luis Portillo) antes de la reunión, estos días, del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se decidirá sobre la renovación del mandato de la MINURSO. A los diez días de mi envío, se me comunicó que mi artículo (“La responsabilidad del Consejo de Seguridad”) lamentablemente no podía ser publicado porque EP estaba recibiendo <<un aluvión de artículos>> y que, <<a pesar de los esfuerzos>> de esa Redacción,… patatín y patatán.
Aluvión de artículos lo hay por doquier, pero se supone que en la Redacción de EP saben distinguir el trigo de la paja y seleccionar los trabajos que merecen ser publicados. No seré yo quien vaya a decirle a EP qué debe publicar o no. Pero en los tiempos que corren, el pavor al chantaje de Marruecos o las presiones del lobby promarroquí (¿debo excluir la propia pertenencia al mismo?) no deberían entorpecer el trabajo de los genuinos profesionales de la información. Una cosa es tener relaciones con un país y otra muy diferente aceptar someterse a sus presiones y chantajes, a costa de terceros, de la verdad y de la legalidad internacional: la ley del más fuerte.
No es la no publicación de “mi” artículo lo que me duele, sino el que ustedes hayan silenciado la voz, el trabajo y las propuestas del verdadero autor: Hans Corell, ex Subsecretario General y ex Consejero Jurídico de Naciones Unidas para Asuntos Legales, entre otras cosas, y de personalidades políticas como el ex senador estadounidense George McGovern o de académicos como Stephen Zunes o Jacob Mundy, brillantes y expertos en la cuestión del Sáhara Occidental. No es mi voz de escribiente mediocre la que ustedes han acallado, sino la de todos ellos. ¡Parca contribución a la verdad!
No me arrugué por ello, ni hice dejación de mi obligación, moral e intelectual, de difundir la verdad sobre el Sáhara Occidental y el ultrajado Pueblo Saharaui, y me puse a difundir el artículo en Internet. Con la sorpresa (¿?) de toparme, también aquí, con la censura, presuntamente de los servicios secretos marroquíes y adláteres, que “campan a sus anchas en España ” e interfieren en nuestra soberanía informática como les viene en gana, de forma abrumadoramente eficaz y sistemática, sin que nuestros gobernantes hagan nada para defender y hacer respetar esa soberanía (por cierto, como pide Hans Corell al Consejo de Seguridad de la ONU y a sus Miembros, y como en su día pidió el entonces secretario general de la ONU, Dag Hammarsjöld, a los funcionarios públicos de los organismos internacionales).
Los maleantes informáticos al servicio de la ilegalidad internacional han hecho desaparecer de los buscadores de Internet el texto de mi artículo y han “desaparecido” también numerosos trabajos relevantes sobre el Sáhara Occidental y el Pueblo Saharaui. Estas “desapariciones” forzadas son tan perfectas que nadie, salvo el interesado, lo nota (de los, al menos, siete sitios web que han publicado mi artículo, solo han dejado visible uno, el correspondiente a SPS RASD Info, para “señalarme” como si fuera un publicista del Frente POLISARIO, ocultando la publicación de los otros sitios de Internet). Igual que ha hecho EP con mi artículo al no publicarlo; un artículo extractado de la propia publicación de una personalidad como Hans Corell, despachándolo con una increíble justificación: “Lamentamos comunicarle que, pese a nuestros esfuerzos, su artículo no va a ser finalmente publicado debido al aluvión de textos que tenemos en nuestro poder. (…) deseamos agradecerle tanto el que pensara en EL PAÍS para la difusión de su texto como su comprensión ante este contratiempo. (…) esperamos poder contar con su colaboración en otra ocasión (…).” Hubo otros tiempos mejores para el diario EL PAÍS.
* Doctor en Ciencias Económicas, ex profesor de Estructura Económica Internacional en la Universidad Autónoma de Madrid