1 de noviembre, 2015 – Fito Álvarez Tombo – porunsaharalibre.org
El próximo 14 de noviembre, se cumplen 40 años de la firma de los “Acuerdos Tripartitos de Madrid”, que representó la entrega por parte de España del territorio del Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, desentendiéndose de sus obligaciones como país colonizador, y posibilitando a Marruecos ocupar el territorio. Estos acuerdos son nulos de pleno derecho, “ningún país puede ceder la soberanía de un territorio de forma unilateral”, por tanto España sigue siendo legalmente la potencia administradora del Sahara y responsable del sufrimiento de la población saharaui en el Sáhara Occidental. La ilegalidad de estos acuerdos hace que Marruecos no sea más que su ocupante ilegal.
Tras el abandono del territorio por parte de España, Marruecos expulsó de sus casas a los saharauis, que tuvieron que refugiarse en Argelia en campamentos; los que se quedaron sufrieron persecución, desapariciones, tortura y prisión, prácticas que continúan a día de hoy.
Marruecos no quiere testigos de estos atropellos, por lo que somete a las zonas ocupadas del Sáhara Occidental a un férreo bloqueo informativo. Son continuas las expulsiones de observadores internacionales de derechos humanos que Marruecos realiza con total impunidad y sin ninguna base legal.
Solo durante el año 2014, las fuerzas de ocupación marroquíes expulsaron más de 65 observadores internacionales de diversas nacionalidades, estadounidenses, británicos, españoles, portugueses, franceses, tunecinos, noruegos e italianos, de las zonas ocupadas del Sáhara Occidental.
Durante este año las cosas no han cambiado, Marruecos sigue con su política de hermetismo y bloqueo. Son numerosas las expulsiones de observadores. A delegaciones sindicales, a abogados, a políticos, a asociaciones de mujeres, a activistas en la defensa de los derechos humanos se les impide constatar de primera mano la grave situación en la que vive la población autóctona del Sáhara Occidental, son expulsados en muchas de las ocasiones desde la misma escalerilla del avión que los traslada.
Marruecos en su paranoia por bloquear toda información sobre la situación de las zonas ocupadas del Sáhara Occidental ha llegado a vetar las visitas de Christopher Ross, enviado especial del del Secretario General de las Naciones Unidas, y de Joaquim Chissano representante de la Unión Africana, y atacar la casa donde se encontraban reunidos los Delegados del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos con los miembros de la asociación saharaui de derechos humanos CODESA, presidida por la activista saharaui Aminetu Haidar.
Marruecos aplica esta política incluso con asociaciones de prestigio e imparcialidad demostrada en la defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional, su director para Europa y Asia Central, John Dalhuisen y su compañera Irem Arf, investigadora sobre los derechos de los migrantes y los refugiados, fueron expulsados el pasado 11 de junio, y más recientemente Human Rights Watch, que supervisa la situación de los derechos humanos en el mundo, que ha visto suspendidas sus actividades por las autoridades marroquíes tanto en Marruecos como en las zonas ocupadas del Sáhara Occidental.
La población saharaui, a pesar de conocer el grave riesgo que para su integridad física supone, lucha a diario contra este bloqueo. Varias asociaciones saharauis trabajan en la realización de informes y recabando información sobre la violación de derechos humanos, sobre la situación de los presos políticos en las cárceles marroquíes, sobre el expolio de recursos naturales, sobre la situación de los menores y las mujeres bajo la cruel ocupación y sobre las diferentes discriminaciones que sufre los saharauis. Informes que luego son presentados en forma de denuncia en distintos organismos.
Mención especial merece el grupo de jóvenes saharauis que bajo el nombre de “Equipo mediático” trabajan, con más ganas que medios, en la realización y difusión de videos de las muchas acciones y protestas que de forma pacífica realizan las saharauis en todas las ciudades del Sáhara Occidental. Grabando la brutalidad desmedida con la que las fuerzas de ocupación marroquíes aplacan estas acciones. Esta actividad ha hecho que estos jóvenes sean objetivo prioritario para los marroquíes, lo que ha hecho que algunos de ellos acaben siendo encarcelados y torturados.