Fuente: lavanguardia.com
Rabat, 5 ene – El gobierno marroquí ha congelado los contactos con las instituciones europeas en Rabat en protesta por el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea del pasado 10 de diciembre, que consideró nulo un acuerdo agrícola y pesquero entre la UE y Marruecos por incluir el territorio del Sáhara Occidental.
El Ministerio marroquí de Exteriores envió la pasada semana a todos los demás ministerios una nota interna para exigirles cesar todo contacto o reunión con los distintos departamentos de la Unión Europea en Rabat, según supo Efe de fuentes europeas y marroquíes.
La nota, que no se ha hecho oficial, señalaba que esta «congelación» se refiere a los contactos en Rabat, pero no así los que pueda mantener la embajada marroquí en Bruselas.
Contactados por Efe, ni el ministro de Exteriores, Salehedín Mezuar, ni la viceministra, Mbarka Buaida, comentaron la decisión, así como el ministro portavoz del Gobierno declinó pronunciarse.
Tampoco el embajador de la UE en Rabat, Rupert Joy, quiso hacer comentarios.
No hay fecha para terminar con esta «congelación», pero fuentes cercanas al ministro Mezuar dijeron a Efe que dependerá de la decisión del tribunal de revertir el fallo; es decir, que a Marruecos no le ha bastado con que el Consejo de Ministros de la UE haya apelado, con fecha del 14 de diciembre, la decisión de la corte europea.
La anulación del acuerdo pesquero y agrícola firmado en 2012 entre Marruecos y la UE sentó muy mal en Rabat, y ya entonces el ministro Mezuar advirtió de que estaban «en juego todos los acuerdos futuros que están negociando Marruecos con la UE».
Marruecos es el primer beneficiario de la ayuda financiera de la llamada política europea de vecindad, con 200 millones de euros anuales, tiene un «estatuto avanzado» dentro de su acuerdo de asociación y negocia actualmente un ambicioso «Acuerdo de libre cambio completo y profundo».
Pero además, es calificado con frecuencia de «socio ineludible» de la UE y de sus países por separado en dos de las materias más sensibles de estos últimos años: la lucha contra el yihadismo y el control de las fronteras exteriores (concretamente las españolas) de la Unión.
La «congelación de contactos» no tiene en este principio de año graves consecuencias inmediatas, toda vez que los principales desembolsos de las distintas partidas europeas destinadas a Rabat en forma de donaciones o préstamos se realizaron en el último trimestre y no hay actualmente ningún acuerdo en negociación, explicaron fuentes europeas que pidieron el anonimato.
Es decir, la decisión del gobierno de Rabat reviste un carácter principalmente simbólico, y explica, sobre todo, la extrema sensibilidad con que Marruecos reacciona a todo lo referente al Sáhara Occidental.
El fallo del pasado 10 de diciembre, que fue totalmente inesperado, contestaba la legalidad de un acuerdo comercial agrícola y pesquero en lo referente al Sáhara, utilizando dos argumentos: primero, que la soberanía marroquí sobre ese territorio no está reconocida por la ONU ni la UE.
Y segundo, que el acuerdo se había alcanzado sin verificar que no existiera «una explotación de los recursos naturales (saharauis) en detrimento de sus habitantes y en violación de sus derechos fundamentales».
Estos dos argumentos enlazan directamente con la línea marcada por el independentismo saharaui en los últimos años, y de hecho el Frente Polisario recibió el fallo con gran satisfacción.
Aunque el Consejo de Ministros de la UE recurrió el fallo y dio así a Rabat una clara señal de apoyo político, esto no disipó la estupefacción ni el enfado del Gobierno de Rabat.