Fuente: lavanguardia.com
Marruecos no ha autorizado hasta ahora la visita del Relator especial de la ONU para los derechos de reunión pacífica y asociación, pese a haber sido solicitado en dos ocasiones por la oficina del Relator.
Según explicó a Efe por correo un portavoz de la Relatoría, esta ha solicitado en dos ocasiones (2011 y 2013) una petición para visitar el país, pero no recibieron una respuesta favorable por parte del gobierno marroquí.
Sin una invitación oficial de un gobierno, el Relator no puede realizar una visita a un país, y de hecho la página oficial de la Relatoría precisa que hay 39 países que no han contestado a las repetidas peticiones de visita.
Sin embargo, la fuente dijo que «nos mantenemos atentos a la evolución (de estas libertades) independientemente de que organicemos o no una visita oficial» a Marruecos.
El gobierno marroquí sostiene que en su política de respeto a los derechos humanos tiene abiertos los canales con las diferentes relatorías de la ONU, y suele citar las últimas realizadas al país magrebí, entre ellas el Relator para la tortura y malos tratos (2012), para la trata (2014), entre otros.
Esta política de apertura hacia el sistema de la ONU de relatores especiales fue una de las que Marruecos arguye repetidamente para negar a la misión de la ONU en el Sáhara Occidental (Minurso) competencias en la vigilancia de los derechos humanos.
Sin embargo, el derecho de asociación y de manifestación en Marruecos están habitualmente puestos en duda por las organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que subrayan la dificultad de muchas asociaciones de convertirse en legales o la imposibilidad de manifestarse cuando se tratan de traspasar las llamadas «líneas rojas» (Dios, Patria, Rey).