Un grupo de ciudadanos portugueses solidarios con los presos saharauis llevó a cabo este jueves en Lisboa, una acción de sensibilización, protesta y denuncia de la situación de los presos saharauis en cárceles marroquíes y denunciando los juicios ilegales y duras e injustas condenas impuestas.
Francisco Raposo, uno de los organizadores, dijo que con esta iniciativa, el grupo de ciudadanos solidarios con los presos de Gdeim Izik quiere alertar al público y a los medios de comunicación sobre los crímenes cometidos por Marruecos contra estos activistas de derechos humanos y el pueblo saharauis, y exige la libertad para el grupo de Gdeim Izik y la prestación de atención médica para estos prisioneros, así como la liberación de todos los presos políticos saharauis y el reconocimiento del derecho a la libre determinación y independencia del Sahara occidental.
La acción se llevó a cabo en una de las calles más emblemáticas de Lisboa, el grupo llevaba camisetas con manchas de sangre y las fotos de los presos con descripción de las torturas de las que fueron objeto.
El comunicado distribuido a varios cientos de transeúntes, describe la situación de ocupación en el Sahara Occidental, las detenciones arbitrarias y violaciones de derechos humanos cometidas por Marruecos contra la población saharaui y, en particular, en el juicio del grupo de Gdeim Izik que se basa únicamente en confesiones obtenida bajo tortura como fue denunciado por la ONU y varias organizaciones no gubernamentales internacionales.
Las torturas de las que fueron víctimas los presos de Gdeim Izik incluyen la técnica de la «bebida sueca» (obligación de ingerir las heces, la orina e insectos), la técnica de «cenicero» (cigarrillos apagados en el cuerpo), la técnica de la «parrilla» (atado en la posición de Leonardo da Vinci en una barra horizontal, desnudo y con los ojos vendados, y se somete a la violencia física y sexual), la técnica de «Dajaja» (los presos son desnudados, atados de pies y manos en una barra horizontal, y torturados física y sexualmente con descargas eléctricas), la extracción de uñas de los pies y las manos con pinzas, violación con varios objetos (porras, barras de hierro, etc.), golpes, tortura del sueño, inhibición de comida y bebida, abuso sexual, torturas en grupo y amenazas a las familias de los presos (incluida la violación).