Durante el testimonio de Abdallahi Toubali el juez le pidió que firmara dos hojas de papel en blanco mirando para un lado, para ver si era posible hacerlo con los ojos vendados y las manos esposadas como denunció Toubali.
Los abogados defensores se opusieron porque, obviamente, las condiciones y las circunstancias no eran las mismas, pero el juez no ha cambiado su posición.
Toubali firmó y el juez declaró que era la misma firma, asumiendo un papel especialista en caligrafía.
Este episodio es sólo uno más del juicio político al grupo de Gdeim Izik, que parece ser un callejón sin salida para Marruecos.
No pueden probar ningún delito ni culparlos, y por eso transforman el caso en una caza de brujas al igual que hacía la Inquisición y los regímenes fascistas.