Rabat, 16 oct (lavanguardia.com).- El nuevo enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, el alemán Horst Köhler, comenzó hoy en Rabat su primera gira por la región con una reunión con el titular marroquí de Exteriores, Naser Burita, y a la espera de ser recibido por el rey Mohamed VI.
El encuentro entre Burita y Köhler se celebró en el Ministerio de Exteriores, sin acceso a la prensa por expreso deseo del enviado de la ONU, según fuentes diplomáticas marroquíes, que no aportaron ningún otro detalle de su agenda.
Por su parte, fuentes cercanas a la organización del viaje dijeron a Efe que la visita de Köhler -expresidente de Alemania y antiguo director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI)- se lleva a cabo «en modo de escucha», ya que es su primer contacto con la zona después de su nombramiento al cargo el pasado 16 de agosto.
Estas fuentes confirmaron que Köhler, quien se aloja en Rabat en la oficial Villa de Huéspedes, contrariamente a su predecesor, Christopher Ross, que lo hacía en un hotel, viajará posteriormente a Argel y a Tinduf, donde se encuentran los campamentos de refugiados saharauis y que es sede del independentista Frente Polisario.
Es decir, Köhler no visitará la ciudad de El Aaiún ni los territorios saharauis controlados por Marruecos desde 1975, sin que se sepa si esto es por decisión personal para no indisponer a Marruecos o sencillamente por imposición expresa de Rabat, como sucedió con su antecesor.
En 2015, el entonces ministro marroquí de Exteriores, Salahedín Mezuar, anunció públicamente que su Gobierno había prohibido a Christopher Ross visitar los territorios saharauis, a los que solo había podido viajar en una ocasión, en 2012, con el fin de tomar contacto con la sociedad civil saharaui y el llamado «separatismo interior».
Köhler llegó anoche a Rabat en un avión de la Fuerza Aérea española (como suele ser habitual para quienes ocupan el cargo de enviado personal para el Sáhara del secretario general de la ONU) y fue recibido por el ministro Burita y el embajador marroquí ante Naciones Unidas, Omar Hilal, el azote de los independentistas en Nueva York.
Hilal declaró la pasada semana que su Gobierno consideraba «definitivamente enterrada» la opción de un referéndum de autodeterminación para la excolonia española y que solo contempla la idea de una autonomía dentro de Marruecos.
Precisamente la insistencia de Marruecos en la autonomía como única solución al contencioso del Sáhara hace que éste se encuentre en un callejón sin salida, ya que para el Polisario no cabe otra salida que no pase por la consulta.
Otro problema con el que Köhler tendrá que lidiar es el no reconocimiento de Rabat hacia el Frente Polisario como representante de los saharauis: en los últimos años, Marruecos ha negado toda legitimidad al Polisario y ha dejado entrever que prefiere tratar con Argelia, que a sus ojos es la que dicta las decisiones en el independentismo saharaui.
Mañana, Köhler tiene prevista una reunión informal con diplomáticos del llamado «Grupo de amigos del Sáhara Occidental» (EE.UU., Francia, el Reino Unido, España y Rusia) y de otros países como Alemania.
El objetivo es tomar el pulso a una clase diplomática que, más allá de las diferencias, está de acuerdo en la necesidad de «una solución política negociada y con acuerdo de las partes», según la fórmula universalmente aceptada en la ONU.
Sin embargo, esa reunión está en el aire porque Mohamed VI, que «en principio» recibirá a Köhler, puede llamarlo en cualquier momento del día y recibirlo en el palacio real de la ciudad donde mañana se encuentre, detalle que no suele ser conocido con anterioridad.
El predecesor de Köhler no logró avanzar ni un ápice en un conflicto que lleva más de diez años totalmente estancado, aunque hay que recordar que Rabat boicoteó su trabajo durante varios años.
Está por ver cuánta «cintura» tiene Köhler durante su misión para contentar a las dos partes, que no se dirigen la palabra.