PUSL.- El enviado de la ONU, Horst Köhler, convocó a Marruecos, el Frente Polisario, Argelia y Mauritania para una «mesa redonda inicial» este miércoles y jueves (5 y 6), en Ginebra, con el objetivo de reanudar las negociaciones sobre el territorio del Sáhara Occidental. Esta será la primera reunión desde 2012.
En la carta invitación de Horst Köhler, se puede leer que «ha llegado el momento de iniciar un nuevo capítulo en el proceso político». El actual enviado personal del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, dice querer encontrar una salida paara el último territorio del continente africano que carece de status postcolonial y está por ello en la lista de territorios no autónomos de la ONU.
El Frente Polisario, que en 1976 proclamó una República Árabe Saharauí Democrática (RASD) sobre los 266.000 km2 de ese territorio desértico, reivindica el respeto del acuerdo de alto el fuego firmado en 1991 que prevé la organización de un referéndum de autodeterminación. Este referéndum estaba previsto por las Naciones Unidas en el marco de la solución del conflicto que surgió tras la salida de los colonos españoles en 1975 cuando Marruecos invadió, anexó y ocupó el Sáhara Occidental e inició el genocidio de la población civil que incluyó el bombardeo de los civiles con fósforo blanco y Napalm.
Marruecos controla actualmente el 80% del Sáhara Occidental, un área que cuenta con cerca de mil kilómetros de costa atlántica de abundante pesca y un subsuelo rico en fosfatos y otros minerales. Los colonos marroquíes en el territorio son atraídos con salarios y regalías superiores al Reino de Marruecos y se les anima a actuar como una extensión de las fuerzas de ocupación y represión sobre la población saharaui.
Rabat que no respetó nunca la base del alto el fuego que firmó en 1991 y que sigue violando los derechos humanos de la población saharaui, rechaza cualquier solución que no sea la del territorio administrado como una autonomía bajo su soberanía.
Cientos de miles de refugiados saharauis viven en campos cerca de la ciudad argelina de Tinduf, a unos 1.800 kilómetros al suroeste de Argel, cerca de la frontera con Marruecos, desde 1975, en medio de un desierto inhóspito.
El último ciclo de negociaciones fue promovido por la ONU en marzo de 2012 y llevó a un estancamiento debido a la intransigencia de Marruecos en respetar la propuesta que firmó en 1991, a pesar de las sucesivas cesiones del Frente Polisario, representante legítimo del pueblo Saharaui ante la ONU y las instituciones internacionales.
El ex presidente alemán, Horst Köhler, se reunió varias veces, por separado, con las dos partes del conflicto, Marruecos y Frente Polisario, así como con España que sigue siendo administrador in jure del territorio y los países vecinos Mauritania y Argelia.
Los esfuerzos de Koeher juntarán ahora en la mesa de negociaciones a Marruecos y al Frente Polisario, así como a Argelia y Mauritania, que participarán como «países observadores». Marruecos se niega a reconocer el Frente Polisario y sigue su campaña de propoganda afirmando que el conflicto es con Argelia y por lo tanto considera a su vecino una «parte activa» de las discusiones y no como «observador».
En una nota divulgada por la ONU esta reunión se presenta como el «primer paso de un proceso renovado de negociaciones» para una «solución justa, duradera y mutuamente aceptable que permita la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental». La agenda de trabajo de esta reunión consiste en la discusión y análisis de la «situación actual, integración regional y próximas etapas del proceso político». Koehler pretende así no poner «mucha presión y expectativas» en esta primera sesión, en la que se espera conseguir desbloquear el estancamiento político del proceso. Las repetidas declaraciones de Marruecos sin embargo son claras «o plan de autonomía o nada».