Por Isabel Lourenço, colaboradora de PUSL/Tornado
PUSL / Jornal Tornado .- Varios acontecimientos desde la elección de António Guterres como Secretario General de las Naciones Unidas llevaron a algunos simpatizantes de la causa saharaui a pensar que la resolución del conflicto estaría bien encaminada. Esta «tendencia de reflexión» también fue apoyada en las redes sociales, blogs y medios de comunicación social.
En verdad, siempre me sorprendió todo el entusiasmo en torno al nuevo Secretario General que durante una década fue el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y suscribió corte tras corte en la ayuda humanitaria a los campos de refugiados saharauis.
Las expectativas creadas en torno al ex primer ministro de Portugal, fueron debido a que es agradable y educado, una cualidad que, afortunadamente, casi todos los políticos en Portugal, desde la izquierda hacia la derecha, comparten. Pero la educación y la simpatía no tienen nada que ver con los posicionamientos políticos.
La falta de conocimiento y análisis del recorrido político del nuevo secretario general, de sus alianzas y simpatías en la arena internacional llevaron a un entusiasmo poco realista.
Se sigue con la elección de Horst Koehler para enviado personal del SG al Sáhara Occidental. Una nueva ola de entusiasmo poco comprensible barre las redes sociales, blogs y medios de comunicación social. Koehler es un hombre de las finanzas, no de la economía, sino de las finanzas del gran capital. Su dimisión al cargo de Presidente de Alemania fue fruto de declaraciones escandalosas sobre la «plusvalía» e «intereses positivos» que la guerra de Afganistán y otras tienen para la economía alemana. No ha hecho más que decir la verdad, casi todos los países occidentales ganan con las guerras que fomentan, apoyan y financian públicamente o detrás del escenario guerras que destruyen a países y pueblos.
Koehler desarrolló el «Plan Marshall para África«, una línea de pensamiento ahora adoptada por EEUU que piensa que los acuerdos económicos pueden superponerse a la soberanía de los pueblos y que los mismos se venden por «beneficios económicos» a los ocupantes, torturadores, violadores y asesinos.
Koehler inicia nuevos encuentros entre el Frente Polisario y Marruecos con la participación de Mauritania y Argelia como observadores. Negociaciones éstas que fueron una especie de pienso rápido para calmar el descontento y desilusión de la población saharaui con la comunidad internacional.
Se recuerda que durante y después del desmantelamiento de Gdeim Izik también hubo «conversaciones» cuando lo que debería haber sido hecho de inmediato era una acción militar de las Naciones Unidas para proteger a la población saharaui atacada por Marruecos, en una clara violación del alto el fuego.
Koehler visita los territorios ocupados y su comunicado fue claro en lo que se podría esperar, o sea nada. Un comunicado en el que el enviado personal se muestra preocupado por encontrar una solución que permita la inversión extranjera y el desarrollo económico.
Ni una palabra sobre las atrocidades vividas por la población saharaui bajo ocupación marroquí, ni una palabra sobre la manifestación por la independencia del Sáhara Occidental durante su visita y que fue brutalmente reprimida por las autoridades de ocupación.
Mientras tanto, los documentos generados en el seno de la ONU cambian poco a poco la terminología cuando se habla del Sáhara Occidental. Una tendencia iniciada durante el tiempo de Ban Ki Moon, que fue secretario general antes de Guterres, y que continúa vigente.
Una palabrita aquí, un adjetivo allí, un nombre, un verbo, poco a poco y casi silenciosamente se introducen en los informes y resoluciones.
Todo indica el plan de autonomía propuesto por Marruecos como esa solución «viable, práctica y pragmática» la real politique sin contemplar la voluntad del pueblo saharaui, sin respetar las resoluciones de las Naciones Unidas, de la Unión Africana, del Tribunal Internacional, del Tribunal de Justicia de la Unión Europea ni del propio acuerdo de alto el fuego firmado por las partes (Marruecos y Frente Polisario).
La gran preocupación en la búsqueda de una solución no es el derecho inalienable del pueblo saharaui a la soberanía, y el fin de una ocupación brutal y la descolonización definitiva del territorio por España, sino los intereses económicos y geoestratégicos del «grupo de amigos del Sáhara». Una denominación hilarante y llena de hipocresía que engloba a España (colonizador ante la ley hasta los días de hoy), Francia (partidario de Marruecos y dependiente de Marruecos para sus aventuras y robos en África);EEUU (Que también utilizan Marruecos para avanzar las posiciones de Israel además de operaciones «negras» en el Oriente Medio y el norte de África), Reino Unido (miembro de la OTAN justamente con España, Francia y Estados Unidos) y por fin la carta suelta, Rusia.
La dimisión de Koehler no es sorprendente, la razón oficial es su estado de salud, pero incluso la prensa alemana duda de tal hecho que ya había sido la excusa oficial cuando dimitió de la presidencia de su país.
Esta dimisión tiene un momento interesante, en medio de un cambio político de Argelia, que es un sostenedor inquebrantable del pueblo saharaui y la propuesta del «acuerdo del siglo» de Trump para Israel / Palestina.
Estados Unidos apoya tradicionalmente el plan de autonomía de Marruecos, a pesar de que hay algunas voces discordantes dentro de las diversas administraciones en las últimas décadas. La situación volátil interna de Marruecos hace que EEUU tenga un «monarca en el cajón» en caso de que el Rey Mohamed VI sea depuesto. El principe Hicham Alaoui, primo del Rey actual, cuya familia fue troceada y vive gran parte de su tiempo en Estados Unidos. Siempre que hay indicios de crisis en el Reino de Marruecos, el Hicham tiene derecho a una entrevista en horario de máxima audiencia en los Estados Unidos. Una práctica recurrente de los EEUU que parecen no aprender de la historia.
Trump necesita a Marruecos para convencer a los países del medio oriente y África apoyen o al menos no se opongan al «acuerdo del siglo». Este acuerdo que prevé concesiones económicas a los palestinos y ventajas económicas para Israel es muy en la línea del pensamiento de Koehler, o sea, piensan que los pueblos pueden ser «convencidos» a través de soluciones económicas y no políticas.
El plan de Trump está lleno de elementos que nunca serán aceptados por el pueblo palestino, pero aún más grave es la «propuesta» de cambiar la frontera de Egipto de forma que parte del territorio egipcio pase a ser Palestino.
Trump y su administración parecen ignorar que Egipto es un país africano y además del detalle de que el pueblo de este país tendría que aceptar «dar» parte de su territorio, hay otro factor que es el acto constitutivo de la Unión Africana que es claro en cuanto a la no alteración de las fronteras existentes en el acto de la descolonización.
Según analistas y periodistas con los que PUSL / Tornado se puso en contacto en Oriente Medio y África este acuerdo será el inicio de una guerra sin precedentes y Marruecos está una vez más apoyando a Estados Unidos a cambio del apoyo a su plan de autonomía.
El Satatus Quo implementado es de tal forma que en un reciente artículo del Modern Diplomacy , el autor Ali El Aallaoui defendía que la cuestión del Sáhara Occidental debía ser transferida del capítulo VI de la ONU -resolución pacífica de disputas- para el capítulo VII -Acciones con respecto a amenazas de paz, violaciones de la paz, y actos de agresión-.
Marruecos y la comunidad internacional
Los recursos naturales y las actividades económicas en el territorio del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos son de extrema importancia para el reino alauita. Sin estos recursos y el desplazamiento de parte de la población marroquí hacia este territorio la situación ya de sí explosiva de Marruecos, sería catastrófica.
Marruecos juega con la comunidad internacional el juego de intercambios y favores para poder mantener el statu quo de la ocupación. No hay razón por la cual la comunidad internacional no pudiera negociar e invertir e incluso explorar las riquezas siendo los saharauis los administradores del territorio. Marruecos utiliza el chantaje del flujo migratorio hacia Europa, los enclaves de Ceuta y Melilla, el control de Narcotráfico, las negociaciones en África para favorecer a los amigos franceses y otras artimañas para seguir teniendo el apoyo silencioso de la comunidad internacional.
El momento
La situación actual con la dimisión de Koehler y el informe del SG que es francamente decepcionante, excepto en la parte relativa a los derechos humanos debido a la acción constante y consistente de la abogada de defensa de los presos políticos saharauis y de algunos observadores internacionales, plantea serios problemas al frente POLISARIO.
El movimiento de liberación y legítimo representante del pueblo saharaui se encuentra de nuevo en una encrucijada debido al hecho de continuar respetando las decisiones de las Naciones Unidas. Una tarea difícil, una prueba de fuego está ante POLISARIO que tiene una población entera totalmente decepcionada con la comunidad internacional y ve ahora una vez más la solución pacifica aplazada sine die.
1 comentario en «Sáhara Occidental – ¿y ahora que?»
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