Amb. Malainin Lakhal
En un movimiento extraño y sin precedentes, al menos desde la traición de España al pueblo saharaui en 1975, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, salió con una declaración en apoyo de la propuesta de autonomía marroquí, considerándola “la base más seria, realista y creíble para la resolución del conflicto” en el Sahara Occidental. Es decir, en un lenguaje más claro, Sánchez reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental y considera que la propuesta marroquí es la solución, aunque dicha propuesta es completamente ilegal, ya que el régimen de Rabat no tiene ninguna legitimidad o soberanía para que pueda otorgar una autonomía a un territorio que no es de su propiedad.
Con esta posición, Sánchez ha sucumbido finalmente a las presiones de Rabat y ha apartado a España, país responsable del sufrimiento del pueblo saharaui desde que abandonó su deber de descolonizarlo según el derecho internacional, de los esfuerzos de búsqueda de una solución seria, ya que España ha perdido toda credibilidad violando un principio sagrado de la legalidad internacional con su apoyo a la propuesta marroquí que contradice claramente todos los requisitos del derecho internacional relacionados con el derecho de los pueblos a la libre determinación y el derecho de los pueblos a la soberanía sobre sus tierras.
Sin embargo, por otro lado, todas las fuerzas políticas y sindicales españolas, de derecha e izquierda, e incluso en el seno de la coalición gobernante, se plantaron ante este peligroso cambio de posición española y exigieron que se respete el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y la independencia, haciendo un llamado a que el Estado español mantenga su posición anterior y apoye a los esfuerzos de Naciones Unidas para resolver el conflicto en el marco de la legitimidad internacional.
En cualquier caso, esta vergonzosa posición española no puede regalarle a Marruecos lo que no se merece, ya que Madrid tampoco tiene ninguna soberanía sobre el Sahara Occidental para regalársela a quien quiera. Eso sí, la responsabilidad de España es corregir el error y el crimen histórico que ha cometido con premeditación contra el pueblo saharaui en los años setenta, demostrando desde hace décadas que es un Estado débil, frágil, capaz de rendirse a las más simples presiones marroquíes y sometiéndose al chantaje. Además del chantaje, los sucesivos gobiernos de España han permitido que Marruecos utilice con éxito la inmigración, las drogas, el terrorismo y la amenaza de expansión a costa de Ceuta, Melilla y las Canarias para evitar que los saharauis se beneficien de su derecho a la autodeterminación como antigua colonia española.
El pueblo saharaui y sus líderes son muy conscientes del alcance de la implicación española en los reiterados y continuos actos de traición contra el Sahara Occidental por parte de todos los gobiernos españoles de derecha e izquierda, desde 1975, aunque siempre anteponemos los lazos históricos, culturales, políticos y humanitarios que unen al pueblo saharaui con todos los pueblos de España y estamos seguros de que el gobierno de Sánchez pagará el precio de esta vergonzosa traición más temprano que tarde, porque cualquier gobierno español que sucumba de esta manera humillante a las presiones del Majzen es un peligro no sólo para la legalidad internacional, sino incluso para los intereses estratégicos de España y no merece continuar en el poder.
Esta posición de Sánchez amenaza directamente, no solamente a los intereses estratégicos de España, su integridad territorial y su seguridad frente a las ambiciones marroquíes, que seguramente aumentarán una vez consumada la absorción del Sahara Occidental, sino también que pone en tela de juicio la credibilidad y la imagen de España, ya de por sí tambaleantes, como país incapaz de proteger la soberanía de sus decisiones políticas, que se ven inmediatamente afectadas con las primeras amenazas de factores que Marruecos nunca dejaría de utilizar para lograr sus objetivos y amenazar la seguridad y la estabilidad de la región y el mundo.
Por último, esta posición también amenaza la credibilidad del Estado español ante muchos países del mundo, que tienen buenas relaciones con España, pero quieren que asuma sus responsabilidades de una manera más fiable y estricta hacia el tema del Sahara Occidental, un conflicto que se ha convertido en una especie de prueba o indicador de la clasificación de los países en Estados que respetan el derecho internacional y los principios de los derechos humanos y de los pueblos y aquellos países que no otorgan ninguna importancia a estos principios y quieren sembrar el caos y la ley de la selva en las relaciones internacionales, como Marruecos e Israel, así como cualquier otro país que practica la agresión militar contra otros, sin importar las justificaciones, a menos que sea para defenderse de la agresión.
*Articulo original en árabe, publicado el 21 de Marzo 2022 en el periódico argelino Alkhabar.
2 comentarios en «Nueva traición de España al Sahara Occidental y Madrid se rinde ante el chantaje del Majzen»
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