Su Excelencia Embajadora Marta Betanzos Roig
Embajada de España en Portugal
Su Excelencia Sra. Embajadora
Con gran pesar nos dirigimos a la representación diplomática de España para protestar por la reciente decisión del Presidente del Gobierno Pedro Sánchez de considerar oficialmente que el plan de autonomía propuesto por el Reino de Marruecos en 2007 representa la propuesta «más seria, realista y creíble» para la resolución del conflicto saharaui. Más grave es la afirmación de que esta posición sirve «para garantizar la estabilidad, la soberanía, la integridad territorial y la prosperidad de nuestros dos países». Como es sabido, la «integridad territorial» de Marruecos significa, para este país, el reconocimiento de su soberanía sobre el territorio no autónomo del Sáhara Occidental.
Nos sorprendió el fondo y la forma, ambos en armonía. Una declaración de posición que no fue discutida con ningún organismo político del país, que fue parcialmente revelada por la otra parte, y cuyo contenido completo fue finalmente publicado por un periódico y no por el propio gobierno, es inquietante y revelador. Sólo tiene sentido porque quien decidiera seguir este camino sabía que no contaría con la aprobación ni de la mayoría de los dirigentes políticos, ni de los dos principales órganos de representación -Senado y Congreso- ni de la ciudadanía española. En una democracia, esta situación es incomprensible y peligrosa.
Las explicaciones del fondo no son convincentes. Si las aceptamos, muestran a un país debilitado, sólo preocupado por sí mismo, despreciativo de la legalidad internacional y cómplice de la continua violación de los derechos humanos del pueblo saharaui. Inaceptable. Si los interpretamos, nos encontramos con una política exterior sumisa a un régimen corrupto, violador de los derechos humanos de su propio pueblo y de los que ha sometido durante casi cinco décadas, desafiando el derecho internacional. Premiar el chantaje es igualmente inaceptable. E inútil: el estímulo subirá la apuesta de la presión permanente hasta lograr todos los objetivos.
Durante muchos años hemos seguido la lucha del pueblo de Timor Oriental contra la ocupación ilegal de su patria, que culminó con el ejercicio de su derecho inalienable a la autodeterminación. Ningún gobierno puede decidir el destino de otro pueblo, sólo el pueblo saharaui puede pronunciarse, mediante un referéndum, sobre su futuro.
Todos sabemos -y el Tribunal General de la Unión Europea ha sido la última instancia internacional en confirmarlo- que el Sáhara Occidental es un territorio separado y distinto de Marruecos, que Marruecos no tiene soberanía sobre esa zona y que el Frente Polisario es el representante del pueblo saharaui. España, como muchos otros países, no podrá ignorarlo para siempre. Un día tendrá que asumir su responsabilidad como potencia administradora que cometió un terrible error político en 1975. Esperamos sinceramente que ese momento llegue cuanto antes, porque entonces España dará un ejemplo de valentía en favor de la paz y el desarrollo, del que se beneficiará toda la región mediterránea.
Acepte, señora embajadora, nuestros mejores deseos.
La Junta Directiva de la Asociación de Amistad Portugal-Sáhara Occidental