por Lusa.pt.- El enviado de la ONU para el Sáhara Occidental «tiene una misión difícil pero no imposible» para resolver el conflicto en la antigua colonia española en África, anexionada por Marruecos en 1975, declaró a la AFP Sidi Omar, diplomático saharaui.
En una entrevista en Lisboa, el representante permanente del Frente Polisario ante las Naciones Unidas subrayó, sin embargo, que el enviado de la ONU, Staffan de Mistura, podría fracasar en la misión si no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, como ha ocurrido con todos sus predecesores desde 1991, cuando el entonces ex secretario de Estado estadounidense James Baker asumió el papel de mediador.
«Yo diría más bien que es una misión difícil, no imposible. Por un lado, Marruecos no tiene ni la voluntad política ni el poder de crear asentamientos en el Sáhara Occidental y, por otro, falta la presión política del Consejo de Seguridad para que Marruecos cumpla los compromisos de paz» firmados en 1988 y ratificados en 1991 mediante una resolución de la ONU, dijo Omar.
En Lisboa para participar como ponente en una conferencia en la Facultad de Derecho de la Universidad de Lisboa sobre el tema «La cuestión del Sáhara Occidental a la luz del Derecho Internacional», el diplomático saharaui, de 52 años y que se encuentra en Nueva York desde abril de 2008, subrayó que sin estas dos premisas, «todo volverá al principio».
«Si de Mistura no tiene suficiente apoyo del Consejo de Seguridad, la situación empeorará, dado que el alto el fuego fue violado por Marruecos en 2020 y ahora hay enfrentamientos militares entre el ejército saharaui y las fuerzas de ocupación. Si no se hace nada para rebajar la tensión, la situación no hará más que empeorar», mantuvo.
Subrayando que la cuestión del Sáhara Occidental es un «caso de descolonización», Omar subraya el apoyo que Portugal puede dar a un proceso que considera similar al que condujo al referéndum de autodeterminación en Timor Oriental, que permitió al pueblo timorense independizarse de Indonesia.
La división que reina entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU tampoco «ayuda» al proceso, añadió el diplomático saharaui, aceptando la idea de que Rusia y China están del lado de Argelia, que siempre ha apoyado al Frente Polisario, y que Francia y más recientemente Estados Unidos, apoyan a Marruecos.
En este contexto, Omar abogó por una reforma de la ONU, «una demanda que viene desde hace décadas», exigida por «muchos países».
«Ya se han creado muchos grupos, muchas comisiones con este fin. Todavía no está claro por qué en el siglo XXI seguimos viviendo en un mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Cinco de los 193 Estados miembros de la ONU tienen más poder que todos los demás juntos», lamentó.
Preguntado sobre si el Frente Polisario, movimiento de liberación que lucha desde 1976 por la independencia del Sáhara Occidental, está dispuesto a sentarse a la mesa de negociaciones sólo con Marruecos y no en un formato cuatripartito que incluya a Argelia y Mauritania, Omar se mostró «abierto».
«La cuestión del Sáhara Occidental, además de ser una cuestión de descolonización, como se define en la ONU, es también una cuestión de paz y seguridad. Es un conflicto internacional entre dos partes, el Frente Polisario y Marruecos, que han estado en guerra, que firmaron [en 1991] un plan de paz y que ahora están luchando sobre el terreno», después de que, según Omar, Rabat violara el alto el fuego en 2020.
«En lo que respecta al Frente Polisario, sí, estamos abiertos y dispuestos a reanudar el proceso de paz con Marruecos para que se encuentre una solución pacífica y duradera en el marco del referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui en los términos de la resolución de la ONU de 1991», añadió.
Para Omar, sin embargo, el conflicto sólo puede resolverse por medios pacíficos, basados en los principios del derecho internacional, que incluyen, sobre todo, el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
«No hay otra forma de avanzar. Marruecos cree que puede resolver el problema atrincherándose en el conflicto, aumentando el número de asentamientos en el Sáhara Occidental, implicando a terceras partes que puedan abrir consulados en el Sáhara Occidental y consiguiendo declaraciones de apoyo, como en la anterior administración estadounidense en la época del presidente Donald Trump. Pero todas estas declaraciones no van a ninguna parte. Marruecos lleva 40 años intentando actuar así sin conseguir ningún reconocimiento internacional», argumentó.
Por ello, continuó, sólo hay una vía y es la resolución de Naciones Unidas acordada por las partes en 1991 y que dio a los saharauis la posibilidad, en un referéndum, de elegir entre la independencia y la integración en Marruecos, para quien la demanda de referéndum del Polisario «es una cuestión que está muerta».
«Tarde o temprano, Marruecos y sus aliados tendrán que aprender la lección y llegar a las conclusiones correctas: el único camino hacia una solución justa y sostenible es dejar que el pueblo saharaui elija libre y democráticamente su destino», subrayó, haciendo hincapié en que Marruecos «no puede en ningún caso» garantizar una autonomía ampliada para el Sáhara Occidental «porque no cuenta con el reconocimiento de la ONU de la soberanía del Sáhara Occidental».
La antigua colonia española está considerada como un «territorio no autónomo» por la ONU, aunque Rabat controla casi el 80% de un territorio casi desértico de 266.000 kilómetros cuadrados