PUSL.- Nunca se ha escrito tanto sobre la corrupción activa en el Parlamento Europeo como en las últimas semanas. Comenzó con el Qatargate y continúa con el Moroccogate. Mientras que la corrupción qatarí está ligada a un único acontecimiento, el mundial de fútbol, el Moroccogate tiene una larga vida y es, como muchos han dicho antes que nosotros, un secreto público que todo el mundo conoce.
Marruecos, envuelto en un escándalo tras otro, parece haber salido indemne, y sólo por eso debería haber hecho saltar las alarmas en los tribunales.
El juez Michel Claise, encargado del caso, es conocido por no temer a personas influyentes ni a instituciones gigantescas, ha sido responsable de la captura de delincuentes de guante blanco de varias nacionalidades e incluso de bancos, como el británico HSBC. Narcotraficantes y clubes de fútbol figuran en la larga lista de objetivos que Michel Claise ha logrado llevar ante la justicia.
Desgraciadamente la sede de la ONU no está en Bruselas, de lo contrario el intrépido juez podría investigar también allí el Moroccogate. Desde la corrupción del equipo de Navi Pillay, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, denunciada por el hacker Chris Coleman en 2014, se conoce la podredumbre en los pasillos de la ONU cuando se trata de la ocupación ilegal del Sáhara Occidental por Marruecos (ver artículo: https://www.herald.co.zw/western-sahara-moroccan-shame-at-un-human-rights-council/).
La propia MINURSO, la Misión de la ONU para el Referéndum del Sáhara Occidental, ha sido calificada por antiguos funcionarios como una guarida donde Marruecos corrompe o chantajea a los funcionarios de la Misión.
Pero también el Consejo de Seguridad de la ONU ha sido citado por antiguos responsables, donde algunos países del «grupo de amigos del Sáhara» han actuado entre bastidores para defender la ocupación marroquí y/o prolongar el statu quo, en particular Francia, España y EEUU.
El chantaje es otra de las armas de Marruecos, que, como ha denunciado Amnistía Internacional, ha utilizado activamente el sistema de espionaje Pegasus en el PE, pero también contra activistas, políticos y ONG a nivel internacional, sin que los nombres de primeros ministros, como en el caso de España y Francia, hayan pasado desapercibidos.
Los miles de millones que se han entregado a Marruecos y la impunidad con la que Marruecos viola los derechos humanos, el derecho internacional y la absoluta falta de respeto a las decisiones de las Naciones Unidas son claros indicadores de la podredumbre de las instituciones y de la actual falta de investigación.
También en la Unión Africana la admisión de Marruecos, país que viola el acta constitutiva de la organización y por tanto no tiene legitimidad para ser miembro, demuestra que ha habido «intercambios de favores» para conseguir el apoyo necesario de algunos países africanos.
