PUSL.- Del 13 al 17 de enero tendrá lugar en la Wilaya de Dajla, en los campamentos de refugiados saharauis, el 16º Congreso del Frente Polisario.
El congreso lleva el nombre de Shaheed Mohamed Khaddad, y su lema es «Intensificar la lucha para expulsar la ocupación y lograr la soberanía completa».
El mensaje es claro: «intensificar la lucha». Puede interpretarlo como quiera: la lucha en la guerra, la lucha en el terreno diplomático, político y jurídico, o todas las acciones simultáneamente.
Pocos creían que el Polisario volvería a tomar las armas en 2020. La acción irreflexiva y arrogante de Marruecos al violar el alto el fuego bastó para reavivar el conflicto. Sin embargo, conviene recordar los múltiples llamamientos y advertencias del Frente Polisario al Secretario General y al Consejo de Seguridad antes de llegar a ese punto.
Si algo ha quedado claro desde la invasión militar de Marruecos en 1975 es que el Polisario siempre ha intentado alcanzar una solución que condujera a la legítima autodeterminación del pueblo saharaui y al fin de la ocupación en el marco de la legalidad y evitando nuevos enfrentamientos armados.
La comunidad internacional no quiso actuar probablemente porque se guía por la «realpolitik», que poco o nada tiene de realidad y sólo refleja los deseos de quienes se creen dueños del mundo.
Fíjese en la arrogancia de Henry Kissinger al principio del conflicto cuando dijo «no tengo ningún interés en que haya otro país en esa región».
El descaro de pensar que su voluntad podía imponerse a la voluntad del pueblo saharaui, una voluntad legítima.
Este año se han producido muchos giros en el ajedrez internacional, pero la partida está lejos de terminar, las piezas se realinean según los movimientos de unos y otros.
Algunos ven a los saharauis como un peón, no como una torre, un caballo o un alfil, y menos aún como una reina o un rey, pero recuerden el dicho africano: «Si crees que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, es que aún no has pasado la noche con un mosquito».
La falta de una valoración realista de la voluntad del pueblo saharaui, a pesar de las desventajas en número y fuerza, será la muerte del enemigo.
Algunos esperan mucho de las investigaciones en curso en Bélgica sobre el Marrocogate, pero lo cierto es que el alcance de esta corrupción es tan grave y de tal envergadura que habrá que sofocarla o pondrá en peligro la propia institución de la Unión Europea.
¿Se puede tapar? ¿Prevalecerá la justicia? Ya veremos.
El año pasado no dio ninguna esperanza de solución política al conflicto. Marruecos sigue siendo inflexible y arrogante, con las espaldas protegidas por poderosos amigos en el Consejo de Seguridad de la ONU, por los corruptos del Parlamento Europeo y por unos cuantos vendidos en la Unión Africana, aunque el terreno allí no sea tan favorable.
Deseamos todo el éxito a los delegados del congreso que se encuentran en un momento histórico y esperamos que los poderosos del mundo vean que la única solución es la autodeterminación del pueblo saharaui y la retirada inmediata de Marruecos de los territorios ocupados.
Cualquier otra opción traerá desequilibrio e inestabilidad a la región, lo que no será favorable para nadie en el mundo.