París – El Partido Socialista francés (PS) criticó enérgicamente el jueves la reciente decisión del Presidente Emmanuel Macron de reforzar el apoyo de Francia al plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, calificándola de «giro diplomático apresurado».
En un comunicado oficial, el PS expresó su descontento con la medida, subrayando que «la decisión fue tomada de manera unilateral y sin la consulta al Parlamento». El partido, que valora la amistad franco-marroquí, destacó la falta de debate y transparencia en el proceso.
Según el PS, la carta en cuestión fue dirigida al rey Mohammed VI con motivo del 25º aniversario de su entronización, en la cual Macron reconocía el plan marroquí para el Sáhara Occidental. Este anuncio, realizado en pleno verano y en un contexto de gobierno dimisionario, fue calificado como un «truco de comunicación sin visión política a largo plazo».
El partido socialista expresó su preocupación por las posibles repercusiones de este gesto diplomático, instando a una política exterior basada en el diálogo y el respeto al derecho internacional. Reiteraron su compromiso con los derechos humanos y el principio de la libre determinación de los pueblos.
La reacción política no se limitó al PS. El Partido Comunista Francés (PCF) acusó a Macron de traicionar la posición histórica de Francia y las resoluciones de la ONU respecto a los derechos del pueblo saharaui. Por su parte, los ecologistas condenaron la decisión como un «error histórico», señalando la falta de consenso y gobierno efectivo en el Estado francés. Hadrien Clouet, diputado de Francia Insumisa (LFI), también criticó la medida por ser contraria al derecho internacional y haber sido tomada sin un debate previo.
En una carta dirigida al rey de Marruecos, Macron afirmó que “el presente y el futuro del Sáhara Occidental entran en el marco de la soberanía marroquí”, lo que ha generado una ola de críticas en la escena política francesa.
El giro diplomático de Emmanuel Macron hacia el plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental ha suscitado una fuerte oposición entre los principales partidos políticos franceses. La falta de consulta y debate previo ha sido duramente criticada, reflejando una división en la política exterior de Francia y planteando dudas sobre las consecuencias de esta decisión en las relaciones internacionales y el respeto al derecho internacional.