TOKIO – En un hecho insólito que ha agitado la diplomacia internacional, el embajador de la República Saharaui ante la Unión Africana (UA), Lamine Aba Ali, fue agredido el viernes por un miembro de la delegación marroquí durante la reunión preparatoria de la Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África (TICAD). La Agencia de Prensa Saharaui (SPS) informó que este incidente no fue una simple reacción individual, sino un reflejo del creciente fracaso de Marruecos en sus intentos por excluir a la República Saharaui de estos importantes foros internacionales.
Un Ataque Desesperado en el Ámbito Diplomático
Según la agencia saharaui, el ataque no se limitó a insultos dirigidos al embajador Aba Ali, sino que se extendió a otros diplomáticos africanos que intervinieron para protegerlo. Este acto violento, afirma la SPS, refleja el colapso de los esfuerzos marroquíes para evitar la participación de la República Saharaui en la cumbre, luego de que el Estado anfitrión, Japón, decidiera respetar la postura de la UA, que rechaza la exclusión de sus miembros en eventos multilaterales.
Un portavoz saharaui calificó el ataque como un «comportamiento de matones», subrayando que este hecho no es aislado, sino parte de una serie de intentos desesperados por parte del Makhzen —el régimen marroquí— para obstruir la presencia saharaui en eventos internacionales. Según SPS, no es la primera vez que los diplomáticos marroquíes violan los protocolos internacionales, recurriendo a la violencia en su lucha por marginar a la República Saharaui.
Fracaso de Marruecos en la Arena Internacional
La agresión ocurrida durante la reunión preparatoria de la TICAD es vista como un testimonio de la creciente frustración de Marruecos, que en los últimos años ha intentado sin éxito atraer a la UA hacia sus tesis, buscando reducir la participación saharaui en eventos de cooperación internacional. En este sentido, la SPS destacó que, pese a los esfuerzos del Makhzen, la República Saharaui ha logrado mantener su presencia y participación en los foros internacionales, como lo demuestra la presencia del ministro saharaui de Asuntos Exteriores en la cumbre de Tokio, un golpe doble para Marruecos, que también debió presenciar cómo Japón garantizaba la seguridad personal del diplomático saharaui.
Marruecos ha utilizado diferentes medios, incluidos los mediáticos, para promover narrativas que pretendían mostrar supuestas victorias diplomáticas, como ocurrió en la reunión del Consejo Ejecutivo de la UA en julio pasado. Sin embargo, dichas afirmaciones resultaron ser falsas y fueron rápidamente desmentidas. De manera similar, los esfuerzos marroquíes por excluir a la República Saharaui de la TICAD fracasaron, culminando en la participación plena del Sahara Occidental en las discusiones.
Diplomacia de la Violencia: El Giro Marroquí Inspirado por la Ocupación Sionista
El incidente en Tokio, y otros previos, marcan un preocupante cambio en la estrategia diplomática marroquí, que parece haberse inspirado en las tácticas de represión adoptadas por la ocupación sionista en Palestina. Ante el fracaso de sus intentos diplomáticos, Marruecos ha optado por recurrir a la violencia y la intimidación para lograr sus objetivos en la arena internacional.
Esta creciente alianza entre Marruecos y la entidad sionista, según expertos saharauis, ha exacerbado los comportamientos agresivos de los diplomáticos marroquíes, quienes parecen haber adoptado una postura de «el fin justifica los medios», incluso si estos medios incluyen agresiones físicas y violaciones flagrantes de las normas diplomáticas internacionales.
Una Diplomacia Agotada que Recurre a la Violencia
La agresión sufrida por el embajador saharaui en Tokio ha sacado a la luz la desesperación del régimen marroquí ante la persistente lucha del pueblo saharaui por su independencia. Este incidente evidencia un giro peligroso hacia tácticas violentas por parte de Marruecos, que se ve incapaz de sostener su narrativa diplomática ante la comunidad internacional.
Al mismo tiempo, el hecho de que Japón y otros actores internacionales hayan garantizado la seguridad y participación de la República Saharaui en la cumbre de la TICAD, resalta la derrota de los esfuerzos marroquíes por marginar a sus rivales en el escenario internacional. El caso de Tokio se perfila como un claro recordatorio de que, en el ámbito diplomático, la violencia solo revela la debilidad de aquellos que la emplean, y que la lucha del pueblo saharaui sigue ganando terreno en su búsqueda por la autodeterminación y el reconocimiento internacional.