La calculada estrategia de Marruecos para despojar a los saharauis de su tierra y aumentar la colonización intensifica la migración hacia Europa
Desde hace varias semanas, decenas de saharauis aterrizan en el Aeropuerto de Madrid-Barajas en busca de protección internacional. Según información de un artículo publicado en El Independiente, proceden de los territorios del Sáhara Occidental, ocupados por Marruecos desde 1976. La suya es una travesía difícil, marcada por la precariedad, con lo esencial reducido a una maleta. Sin embargo, su llegada a España se topa con las negativas constantes del Ministerio del Interior y los tribunales, que deniegan sus solicitudes de asilo. Esta migración silenciosa refleja una problemática más profunda: la estrategia de Marruecos para asfixiar a la población saharaui y aumentar el número de colonos marroquíes en una región clave tanto para el tráfico de drogas como para la migración irregular hacia Europa.
La maquinaria del Estado marroquí en el Sáhara Occidental
Un funcionario del Ministerio del Interior marroquí, de origen saharaui y asentado en El Aaiún, ha decidido romper su silencio sobre las tácticas represivas de Rabat en el Sáhara Occidental. En declaraciones a El Independiente, denuncia que «el Ministerio del Interior marroquí actúa como guardián y ejecutor de la estrategia de Marruecos en el territorio». Esta fuente, cuya identidad ha sido verificada por el diario, ha trabajado en el departamento durante décadas y conoce de primera mano la estructura que perpetúa la ocupación.
La supervisión de la ocupación marroquí en el Sáhara Occidental es gestionada por un comité que integra a la inteligencia civil y militar, el ejército y el Palacio Real. Según este funcionario, todos los gobernadores del Sáhara Occidental, especialmente en El Aaiún y Dajla, ostentan rangos militares, lo que refuerza el control militarizado de la región, en una política que se remonta a un decreto real de Hasán II de 1982, que imponía un régimen militar en la administración de los territorios ocupados.
Exclusión económica y control social
Marruecos ha diseñado una estrategia económica que excluye a los saharauis de cualquier desarrollo sostenible. El gobierno marroquí percibe la prosperidad económica de los saharauis como una amenaza a su control político, por lo que limita su acceso a recursos y oportunidades. «Marruecos margina a los saharauis y los confina a actividades económicas de corto plazo. Les impide prosperar para que no crezcan demográficamente ni refuercen su identidad política», afirma la fuente.
Además del control económico, el Estado marroquí mantiene un férreo control social mediante la vigilancia extrema de la población autóctona. Los saharauis son clasificados por colores en documentos internos, dependiendo de su nivel de «peligrosidad» o activismo político. “Cada color —rojo, amarillo, verde o blanco— determina el grado de vigilancia al que está sometida una persona”, revela el funcionario. Esta clasificación afecta a aspectos cotidianos, como el paso por controles fronterizos, donde los agentes deben alertar a la inteligencia marroquí si un saharaui clasificado en rojo intenta cruzar.
Una ocupación que avanza mediante la colonización
Marruecos no solo controla la vida económica y social en el Sáhara Occidental, sino que promueve activamente la colonización del territorio. Desde hace años, el Estado fomenta que marroquíes residentes en Europa —particularmente en Francia, Italia y España— se trasladen al Sáhara Occidental. Este movimiento está inspirado en estrategias de colonización como la israelí en Palestina. La meta es alterar la demografía del territorio para reducir la influencia y presencia saharaui.
A su vez, el régimen marroquí ha conseguido bloquear la celebración de un referéndum de autodeterminación desde 1991, a pesar de las resoluciones de la ONU que reclaman una solución negociada para el futuro del territorio. En 2007, Marruecos presentó un plan de autonomía para el Sáhara Occidental, pero el Frente Polisario lo rechazó, manteniéndose en su lucha por la independencia.
Narcotráfico y tráfico de personas: el otro rostro del conflicto
El Sáhara Occidental no solo es un campo de batalla por su identidad, sino también un territorio clave para el narcotráfico y la migración hacia Europa. Según la misma fuente, el narcotráfico en la región está controlado por la inteligencia militar marroquí. «La droga que transita por el Sáhara Occidental es parte de una caja negra al servicio de las políticas del Estado marroquí», indica el funcionario. Las mafias transportan drogas desde América Latina a través de puertos ocupados en el Sáhara Occidental, para luego distribuirlas por Europa, especialmente por España.
Además, el tráfico de personas hacia las Islas Canarias o la península se ha convertido en un arma política para Marruecos. “El gobierno marroquí facilita el flujo de migrantes africanos hacia Europa para usarlo como herramienta de presión en sus relaciones diplomáticas”, asegura el empleado del Ministerio del Interior. Marruecos, añade, actúa como un «régimen de gánsteres» que instrumentaliza la inmigración para sus propios intereses, mientras que los migrantes son empujados hacia España como parte de una calculada política de chantaje.
El futuro de los saharauis, cada vez más incierto
La creciente presión económica y social sobre la población saharaui está empujando a más personas a huir de su tierra en busca de asilo en Europa. La estrategia marroquí no ha cambiado en décadas: «A los saharauis se les niega cualquier posibilidad de futuro en su tierra. No tienen acceso a la pesca, la agricultura o el comercio. Marruecos les ha cerrado todos los caminos, incluida la prospección de oro, la agricultura, el trabajo en la pesca o el comercio”, concluye el funcionario.