Madrid – El 41º Congreso Federal del PSOE, que se celebrará entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre en Sevilla, se perfila como un escenario clave para la redefinición de la política exterior española, especialmente en relación al Sáhara Occidental. Varios sectores de la militancia socialista han llegado a esta cita con un mensaje claro: corregir la postura adoptada por el Gobierno de Pedro Sánchez y alinearse con la legalidad internacional respecto al conflicto del Sáhara Occidental.
Un giro en la política del PSOE
Diversas federaciones socialistas han presentado enmiendas al Congreso que buscan revertir lo que consideran un «giro» en la política exterior española hacia el Sáhara Occidental, un cambio que, según critican, se aleja de las resoluciones de la ONU y la UA sobre el proceso de descolonización. Estas propuestas piden que el PSOE recupere su rol histórico en la defensa del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, tal y como establece el Derecho Internacional.
En particular, las Juventudes Socialistas y la Federación de Madrid abogan por el reconocimiento formal de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y la aplicación de una presión diplomática efectiva sobre Marruecos para lograr una solución justa y respetuosa con los derechos humanos. Sin embargo, la dirección de Ferraz ha evitado abordar directamente esta cuestión en la ponencia marco para el Congreso, lo que ha generado malestar en las bases del partido.
«Dictadura Marroquí» y violaciones de derechos humanos
La discusión sobre el Sáhara Occidental ha quedado reflejada en las enmiendas de algunas federaciones, como la de Cantabria, que han calificado a Marruecos como una «dictadura» debido a las «violaciones sistemáticas de derechos humanos» en el Sáhara ocupado. Estas federaciones exigen al Gobierno español que actúe como responsable histórico del territorio y que presione para la liberación de los presos políticos saharauis, además de denunciar los abusos ante la comunidad internacional.
Este desencuentro interno dentro del PSOE pone a Pedro Sánchez en una posición incómoda. La creciente presión de los sectores críticos contrasta con la postura de la dirección de Ferraz, que sigue defendiendo una relación estrecha con Marruecos, a pesar de las contradicciones con los principios históricos del partido. Estos sectores consideran que la política actual del Gobierno se aleja de los valores fundamentales del PSOE y de la legalidad internacional.
La responsabilidad histórica de España
Una de las enmiendas más respaldadas por las bases del partido resalta la «responsabilidad histórica y moral» de España como potencia administradora del Sáhara Occidental. Este argumento cobra especial relevancia tras la defensa del Gobierno del plan de autonomía marroquí, que es ampliamente criticado por los sectores del PSOE que defienden el derecho inalienable del pueblo saharaui a decidir su futuro.
El momento también es crucial tras las recientes sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que en octubre de 2024 dictaminó la anulación de los acuerdos comerciales entre la UE y Marruecos debido al expolio de los recursos naturales del Sáhara Occidental. Estas sentencias reafirman la distinción entre Marruecos y el Sáhara Occidental, reforzando el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.
Con el 41º Congreso a la vuelta de la esquina, la dirección de Pedro Sánchez se enfrenta a un desafío interno sin precedentes. Los sectores críticos del partido, apoyados por una parte significativa de la militancia, exigen un cambio en la política exterior de España hacia el Sáhara Occidental. La presión es clara: el PSOE debe realinear su postura con los principios históricos de justicia, autodeterminación y respeto por los derechos humanos.
Este Congreso podría marcar un punto de inflexión en la política socialista, redefiniendo no solo la relación de España con Marruecos, sino también el futuro compromiso del PSOE con el proceso de descolonización del Sáhara Occidental.
