Banjul, 2 de mayo de 2025 – En la sesión inaugural del 83º Período Ordinario de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHP), la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) denunció la ocupación ilegal de Marruecos y las violaciones de derechos humanos en el Sáhara Occidental ocupado.
El Embajador Malainin Lakhal, Representante Permanente Adjunto ante la Unión Africana, instó a la Comisión y a las instituciones de la UA a cumplir su mandato y no mantenerse al margen. “Retrasar la justicia no solo es negarla,” dijo, “sino que puede entenderse como complicidad.”
Declaración completa y el vídeo de la intervención del Embajador Lakhal:
Discurso de apertura, por el Embajador Malainin Mohamed, Representante Permanente Adjunto de la República Árabe Saharaui Democrática ante la UA en representación de la República Saharaui durante la Sesión de Apertura de la 83rdSesión de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
02(nd) demayo de 2025, en Banjul, Gambia
S.E. Presidente de la Comisión, Excelentísimos Comisarios, Embajadores, distinguidos delegados de los EM, Representantes de mecanismos nacionales de derechos humanos, ONG, todos los protocolos observados.
Permítanme en primer lugar expresar el sincero agradecimiento de la República Saharaui a la República de Gambia por su continua generosidad al acoger y apoyar el trabajo de la Comisión. Permítanme también subrayar el papel crucial que esta augusta Comisión y todas las demás instituciones africanas relacionadas están desempeñando en la promoción, vigilancia y protección de los derechos humanos en toda África.
El tema de 2025 de la Unión Africana sobre reparaciones destaca la necesidad de justicia, sanación y rendición de cuentas por las injusticias coloniales históricas y actuales. Dentro de este espíritu general, me dirijo a ustedes en nombre de la República Saharaui para informarles con profunda preocupación sobre una de las crisis humanitarias y de derechos humanos más graves, persistentes y, sin embargo, ignoradas de nuestro continente: me refiero a la situación en las zonas ocupadas de la República Saharaui/Sáhara Occidental, la última colonia de África, bajo la actual ocupación ilegal de Marruecos. Al pueblo saharaui se le niegan sus derechos básicos a la autodeterminación, la libertad y la dignidad, con total impunidad. Y me gustaría aquí estar totalmente de acuerdo con S.E. el Presidente de la Comisión, Honorable Remy Ngoy Lumbu, cuando dijo en su discurso de apertura de hoy que África está enferma y sufriendo por el incumplimiento de los derechos humanos y de los pueblos africanos. No puedo estar más de acuerdo con este diagnóstico, señor Presidente.
Durante décadas, el pueblo saharaui ha sufrido la ocupación militar extranjera, en clara violación del derecho africano e internacional, incluida la Carta Africana (artículo 20), la Carta de la ONU y el Acta Constitutiva de la UA. Esta ocupación no es sólo una negación de la soberanía a un miembro fundador de la UA, sino también el origen de abusos generalizados y sistémicos que esta Comisión y todos los organismos africanos y de la ONU pertinentes no pueden seguir ignorando, dadas las graves implicaciones para la estabilidad regional y continental.
En el centro de esta crisis está, por supuesto, la explotación ilegal de los recursos naturales saharauis (artículo 21). Durante años, las multinacionales y los Estados cómplices han saqueado la pesca, los fosfatos y otros recursos del Sáhara Occidental, desafiando abiertamente el Derecho internacional, incluida la sentencia de 2024 del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. No se trata de una mera ilegalidad, sino de una descarada agresión económica y del robo de la riqueza africana.
Mientras tanto, los saharauis sufren una represión sistemática: desapariciones forzadas, tortura (incluso de niños y personas con necesidades especiales), ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, detenciones arbitrarias y juicios militares farsa contra civiles. No se trata de incidentes aislados: son realidades cotidianas y sistemáticas .
Los civiles saharauis son desplazados a la fuerza, sus hogares destruidos, los pozos y fuentes de agua devastados y el ganado en peligro. Esta política de tierra quemada es un esfuerzo deliberado para desplazar a la población saharaui y sustituirla por colonos marroquíes. El genocidio cultural, la marginación económica y las restricciones a la educación, la libertad de expresión y de protesta pretenden suprimir por completo la identidad saharaui.
Los presos políticos saharauis permanecen en condiciones deplorables, lejos de sus hogares. El grupo Gdeim Izik, defensores de los derechos humanos condenados en juicios ampliamente reprobados por los observadores internacionales, simbolizan la impunidad de la que goza Marruecos, protegido, por supuesto, por poderosos aliados ex coloniales dispuestos a hacer caso omiso del derecho internacional y creyendo que el poder puede o debe hacer los derechos.
Aún más alarmante es el bloqueo mediático. Los periodistas, los organismos de la ONU y los observadores de la Unión Africana tienen prohibida la entrada en el territorio ocupado, mientras que los activistas son castigados por alzar la voz. El Sáhara Occidental se ha convertido en la mayor prisión al aire libre de África, cerrada al escrutinio y gobernada por el miedo. A la propia Comisión Africana se le ha impedido visitar el territorio desde 2013, doce años de silencio mientras empeoraban las violaciones.
Desde que Marruecos violó el alto el fuego el 13 de noviembre de 2020, se reanudó el conflicto armado entre el ejército de invasión marroquí y el ejército de liberación saharaui; la violencia contra los civiles saharauis se ha intensificado. Los drones marroquíes atacan a civiles, utilizando armas prohibidas. Estos ataques indiscriminados constituyen crímenes de guerra y deben ser condenados urgentemente.
Señor Presidente,
Esto es más que una crisis de derechos humanos: es una prueba para la credibilidad de nuestras instituciones. La Carta Africana no puede aplicarse de forma selectiva. La República Saharaui es miembro de pleno derecho de la UA. Su pueblo es plenamente africano y, sin embargo, se siente olvidado, se espera de él que soporte horribles abusos en silencio, y esto es sencillamente injusto.
Pedimos a esta estimada Comisión que asuma plenamente sus responsabilidades:
Reanudar urgentemente su misión, largamente aplazada, a los territorios ocupados; investigar y documentar toda la magnitud de las violaciones; exigir responsabilidades a la potencia ocupante; y expresar una clara solidaridad con el pueblo saharaui, en consonancia con los principios y objetivos del panafricanismo que guiaron a nuestros Padres Fundadores.
Excelencias, hermanos y hermanas,
África no puede permitirse mirar hacia otro lado. No se trata de una guerra lejana. Se está desarrollando aquí, en nuestro suelo, bajo nuestra vigilancia. Somos los guardianes del legado de este continente. La historia nos juzgará no por nuestras palabras, ni por nuestras intenciones, ni siquiera por nuestros temores y prudencia, sino por nuestros actos. Ninguna justificación, ninguna excusa geopolítica, ninguna evasiva diplomática puede absolver la inacción. No se trata simplemente de un conflicto: es una colonización moderna, un crimen continuado contra la humanidad y un grave atentado contra la dignidad africana que está teniendo lugar ante vuestros ojos.
Recordemos que nuestras naciones son hoy libres porque las generaciones pasadas decidieron resistirse a la injusticia sacrificando sus vidas y sus sueños. Si entonces hubieran permanecido en silencio por miedo o indiferencia, ninguno de nosotros estaría aquí. Ahora nos toca a nosotros elegir qué postura adoptar.
Instamos a esta Comisión, y a todas las instituciones pertinentes de la Unión Africana, a que rompan el silencio y traduzcan sus mandatos en hechos y acciones. Porque la justicia tardía no es sólo justicia denegada, sino que también puede percibirse como complicidad o, como mínimo, como incumplimiento de la responsabilidad moral e institucional.
Gracias, señor.
