La nominación de Amina Bouayach, presidenta del Consejo Nacional de Derechos Humanos de Marruecos (CNDH), para el Premio Nelson Mandela de las Naciones Unidas 2025 ha provocado una condena generalizada por parte de las comunidades saharaui y rifeña, así como de numerosas organizaciones de derechos humanos de África, Europa y América Latina.
El mandato de Bouayach en el CNDH ha estado marcado por acusaciones de complicidad en violaciones de derechos humanos, especialmente en lo que respecta al pueblo saharaui y al movimiento rifeño. Los críticos argumentan que, bajo su liderazgo, el CNDH ha fracasado en abordar o reconocer los abusos sistémicos perpetrados por las autoridades marroquíes, incluidas detenciones arbitrarias, torturas y represión de la disidencia.
La Comisión Nacional Saharaui de Derechos Humanos (CONASADH) ha emitido una fuerte declaración condenando la nominación de Bouayach, calificándola como una “deshonra política” y una afrenta al legado de Nelson Mandela, quien fue un firme defensor del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Subrayan que rendir homenaje a una representante de un régimen acusado de ocupación y represión continuadas contradice los principios que Mandela defendió.
Del mismo modo, el Consejo Nacional Saharaui (CNS) ha expresado su indignación, acusando a Bouayach de ser una fachada de las políticas represivas de Marruecos en lugar de una auténtica defensora de los derechos humanos. Señalan su constante defensa de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental y su negación de la existencia de presos políticos, a pesar de los numerosos informes internacionales que afirman lo contrario.
El movimiento rifeño, conocido como Hirak al-Rif, surgido como respuesta a la marginación socioeconómica y la represión estatal en la región del Rif, también se opone a esta nominación. Activistas rifeños denuncian el silencio y la inacción de Bouayach frente a la represión de manifestantes y el encarcelamiento de los líderes del movimiento.
Esta protesta colectiva refleja una preocupación más profunda: otorgar el Premio Nelson Mandela a Amina Bouayach no solo tergiversaría su historial, sino que pondría en entredicho la credibilidad del propio premio. El legado de Mandela es el de la lucha contra la opresión y el apoyo inquebrantable a los derechos humanos, valores que muchos consideran incompatibles con las acciones y alianzas de Bouayach.
Numerosas voces exigen que las Naciones Unidas reconsideren esta nominación y mantengan la integridad del legado de Mandela.
