Por Isabel Lourenço
El “Plan de Respuesta a los Refugiados Saharauis 2024” debería ser un llamado a la solidaridad global. En cambio, parece un inventario de hipocresía. Publicado bajo el pretexto de preocupación humanitaria, el informe es poco más que una máscara de relaciones públicas para algunos de los principales responsables de la tragedia saharaui.
Hablemos claramente: Francia, Estados Unidos y España — entre los donantes más prominentes — no son benefactores neutrales. Son cómplices directos en la creación, prolongación y normalización de la ocupación del Sáhara Occidental. Son los arquitectos de una crisis que ahora afirman estar gestionando.
Estas potencias — junto con otros, incluyendo la Unión Europea, Alemania, Países Bajos, Italia, Canadá, etc., y un conjunto de multinacionales como ENGIE, Siemens, Total y otras — no están “ayudando” al pueblo saharaui. Se están alimentando de su desplazamiento mientras ofrecen migajas a cambio.
Francia: Protectora Colonial y Escudo Diplomático
Francia ha desempeñado un papel central en la ocupación de Marruecos desde el primer día. Desde proporcionar cobertura política en el Consejo de Seguridad de la ONU hasta suministrar armas y mantener colaboración en inteligencia, París ha actuado consistentemente para socavar la autodeterminación saharaui.
Las empresas francesas continúan lucrándose del territorio ocupado, particularmente en los sectores agrícola y extractivo. Y, sin embargo, Francia aparece en el SRRP como un donante clave — no como el cómplice colonial que realmente es.
Estados Unidos: Del Reconocimiento a la Complicidad
Los EE.UU. son un aliado clave de Marruecos desde el primer plan para invadir el Sáhara Occidental con el apoyo de Kissinger. EE.UU. respaldó la reivindicación de Marruecos sobre el Sáhara Occidental bajo la administración Trump — una decisión nunca revertida por el Presidente Biden y ahora aún más reforzada en la nueva administración Trump. Esta medida violó el derecho internacional y envalentonó al régimen marroquí, desencadenando un nuevo ciclo de represión y militarización.
Los acuerdos de armas entre EE.UU. y Marruecos son conocidos — e incluso un día antes de los bombardeos con napalm en los primeros meses de la invasión, EE.UU. proporcionó apoyo militar a Marruecos.
Al mismo tiempo, EE.UU. envía alimentos a los campamentos de Tinduf bajo el pretexto de ayuda — alimentando a las víctimas de un conflicto que activamente alimentan.
España: La Traidora Histórica Aún en Negación
El papel de España es el más cínico de todos. Como antigua potencia colonial y autoridad administradora de jure según el derecho internacional, España nunca cumplió su obligación de descolonizar. En cambio, firmó los ilegales Acuerdos de Madrid de 1975, permitiendo la ocupación de Marruecos y lavándose las manos de toda responsabilidad.
Hoy, España apoya el llamado “plan de autonomía” de Marruecos, permitiendo que empresas españolas operen en aguas y tierras ocupadas ilegalmente y no hace nada para impedir que su espacio aéreo sea utilizado por los marroquíes con drones asesinos contra civiles saharauis. Mientras tanto, posa como donante — tratando a los refugiados que abandonó como un asunto técnico, no una responsabilidad moral y legal.
Brasil: La Máscara de la Solidaridad Sur-Sur
Bajo el Presidente Lula da Silva, Brasil se ha posicionado retóricamente como una voz para el Sur Global y la solidaridad anticolonial. Pero, en la práctica, Brasil se ha convertido en otro hipócrita en la tragedia saharaui.
Las entidades brasileñas están involucradas en acuerdos de importación de fosfato del Sáhara Occidental ocupado — fosfato extraído ilegalmente de tierras que pertenecen al pueblo saharaui según el derecho internacional. Brasil también ha mantenido vínculos industriales-militares con Marruecos, incluidas negociaciones sobre aeronaves que contradicen cualquier reclamo de neutralidad o compromiso con la paz.
Mientras Brasil se presenta como un actor progresista en el escenario mundial, profundiza su complicidad con una ocupación colonial y se beneficia de recursos robados — todo mientras ofrece gestos diplomáticos vacíos.
La Farsa Humanitaria
El informe SRRP está lleno de cifras, siglas y brillo institucional — pero no menciona la ocupación, la guerra en curso desde el fin del alto el fuego de 1991 en 2020, ni las violaciones diarias de derechos humanos en los territorios ocupados.
Retrata al pueblo saharaui como una carga logística en lugar de una nación en el exilio con un derecho legal de retorno. Reduce la colonización a indicadores nutricionales y el desplazamiento a tasas de vacunación.
Esto es una despolitización deliberada, diseñada para ocultar el papel de los Estados donantes en el sostenimiento de la ocupación — mientras obtienen crédito moral por una ayuda mínima y simbólica.
Humanitarismo sin justicia es complicidad
No nos dejemos engañar. Los países e instituciones mencionados en el SRRP no son meros observadores pasivos. La mayoría:
Reconoce o respalda el “plan de autonomía” marroquí
Se beneficia del comercio ilegal, del robo de fosfatos y de proyectos de energías renovables
Proporciona equipos militares a Marruecos
Silencia o bloquea procesos legales internacionales que defienden los derechos saharauis
Su ayuda no es humanitaria. Es un alibi — una forma de parecer benevolente mientras permiten el saqueo.
Y lo peor de todo: todo lo que “donan” ya ha sido robado al pueblo saharaui. Estas contribuciones no son actos de generosidad — son la redistribución del botín, envuelto en marca institucional.
El pueblo saharaui merece más que tiritas
El pueblo saharaui no quiere ser alimentado en campamentos mientras su patria es vendida al mejor postor. Exige — y tiene derecho a — libertad, restitución y justicia.
Hasta que los donantes reconozcan las raíces políticas de la crisis de los refugiados saharauis — es decir, la ocupación marroquí y la complicidad internacional — sus contribuciones seguirán siendo moralmente vacías.
Es hora de dejar de aplaudir limosnas y comenzar a señalar el sistema que creó la necesidad de ellas. La ayuda sin responsabilidad no es compasión — es colaboración.
