Por Jacob Mundy**
En noviembre de 2010 se cumplen 35 años de la crisis del Sáhara, desencadena cuando Marruecos presionó con éxito a Madrid, en el otoño de 1975, para expulsarlo de su colonia en el desierto. A pesar de los desmentidos deEstados Unidos, documentos secretos desclasificados revelan que el éxito del rey Hassan II fue posible graciasa la intervención de EE.UU.
En octubre de 1975 el Tribunal Internacional de Justicia [TIJ] declaró -en un dictamen solicitado por Marruecos- que «los materiales y la información que le han sido presentados no establecen ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental y el Reino de Marruecos o la Entidad Mauritana.» Horas más tarde, el rey Hassan II afirmó lo contrario. La Haya, dijo a sus súbditos, había apoyado su irredentismo: 350.000 civiles marroquíes marcharían sobre el Sáhara Español como muyahidines para «recuperarlo» para la madre patria.
A ello siguió una frenética actividad diplomática. En España, el Gabinete estaba totalmente desorientado en el preciso momento en que Franco se derrumbaba en un coma mortal. Se produjo entonces una lucha en el seno del poder entre quienes simpatizaban con la independencia (los administradores coloniales y algunos funcionariosdel Ministerio de Asuntos Exteriores) y aquellos otros a quienes preocupaban lasrelaciones con Marruecos (los ultraconservadores del Movimiento Nacional). Así, mientras unos presionaban a las Naciones Unidas para detener la Marcha Verde de Hassan II, los otros iniciaron un diálogo bilateral en sentido contrario para conseguir un acuerdo con Rabat que permitiera a ambas partes salvar la cara. Pero todo el entorno del Gabinete español, huérfano de liderazgo, temía sobre todo que estallara una sucia guerra colonial con Marruecos.
Tras el anuncio de la marcha por Hassan II, el Consejo de Seguridad ordenó al Secretario General, Kurt Waldheim, consultar con las partes. El mayor obstáculo era elderecho de los saharauis a la autodeterminación. Desde mediados de la década de 1960 las Naciones Unidas habían pedido la descolonización del Sáhara Occidental medianteuna votación popular, y posteriormente subrayaron el derecho del territorio a la independencia. En 1974, España prometió que no tardaría en realizar un plebiscito, lo cual provocó el que Hassan II apelara a La Haya. En el momento de la crisis, la mayor parte de los miembros del Gobierno español se resistían a abandonar el Sáhara sin que previamente se hubiera organizado un referéndum o traspasado la responsabilidada la onU. Marruecos, por su parte, sabía que las posibilidades de ganar ese referéndum eran casi nulas. La mayoría de los observadores, incluidas las Naciones Unidasy la CIA, ya habían confirmado que el territorio estaba claramente a favor de la independencia. Por eso, la estrategia de Hassan II fue intervenir antes de que tal votación pudiera tener lugar.
El 6 de noviembre, la marcha arrancó sin problema alguno, aunque ese mismo día una resolución del Consejo de Seguridad «deplora» la misma. Como señalaba recientemente la revista marroquí Tel Quel, sólo un pequeño número de los muyahidines de Hassan II penetró en el territorio -y luego regresó rápidamente, amenazando apenas la «línea de disuasión» española, situada a 10 kilómetros de la frontera. Sin embargo, lo que la mayor parte del mundo desconoce es que, ya el 31 de octubre, las fuerzas armadas marroquíes habían entrado al asalto por el extremo noreste del territorio, con el objetivode impedir cualquier posible intervención argelina contra la invasión. Allí, las tropas de Hassan II se enfrentaron a la resistencia esporádica del Polisario, un movimiento de liberación creado dos años antes.
Hassan II ganó la partida del guión previamente escrito con Madrid. El 9 de noviembre ordenó la retirada del los manifestantes alegando que las cosas habían salido mejor de lo esperado. De hecho, el 14 de noviembre, los representantes de Marruecos,Mauritania y España anunciaron que habían llegado a un acuerdo por el que se establecería una Administración tripartita hasta la salida oficial de España a principios de1976. La autodeterminación, según ellos, se llevaría a cabo a través de una simple consulta con la Yemaa, el órgano de representación colonial constituido por los jefes detribu saharauis. Pero antes de que eso llegara a suceder, la Yemaa se autodisolvió, declarando al Polisario el verdadero representante del pueblo del Sáhara Occidental. Casi la mitad de la población autóctona se unió a la bandera del Polisario en elexilio en Argelia, donde permanece hasta hoy en cuatro campamentos de refugiados cerca de Tinduf. La autodeterminación, negada en 1975, sigue todavía pendiente, apesar de que Naciones Unidas declaró en 1991 que podría organizar el referéndum en sólounos meses.
Guerra y Paz
Tanto el rey Hassan II como el presidente de Mauritania, Ould Daddah, habían subestimado en gran medida la capacidad del Polisario de librar una guerra de guerrillas, así como también la cólera del presidente argelino, Houari Boumedienne. Lo que máshabían molestado a Boumedienne eran, fundamentalmente, dos características del abandono del Sáhara por España: el mapa del norte de África había sido rediseñado sin el consentimiento de Argelia y las potencias occidentales habían maniobrado durante la crisis para marginar los intereses de Argelia. Boumedienne, paladín de los movimientosde liberación nacional, no podía dejar pasar sin más esta afrenta. El régimen de Ould Daddah pronto sucumbió ante la guerrilla saharaui, y Marruecos había sido casi totalmente expulsado del Sáhara cuatro años después de haberlo recibido de España.
La ayuda de Arabia Saudita, Francia y EE.UU. invirtió esta tendencia a favor del rey Hassan II, permitiendo al monarca recuperar gran parte del territorio. Marruecos ha recibido más ayuda económica y militar de los EE.UU. que cualquier otro país africano, excluyendo a Egipto,. En 1988, cuando las Naciones Unidas se implicaronde nuevo en el conflicto, Marruecos estaba en una posición mucho mejor para aceptar o rechazar una negociación. Aunque en 1991 se proclamó el alto el fuego, el control del territorio por el Ejército marroquí hoy es prácticamente el mismo, si es que nomucho mayor.
Marruecos no sólo obtiene ilegalmente miles de millones de dólares cada año de la actividad pesquera en las ricas aguas de la costa saharaui, sino que además los principales generales de las Fuerzas Armadas marroquíes detentan ahora el control de esas industrias clave. La confluencia de intereses económicos y militares en el Sáhara es una de las principales razones de la actitud de rechazo de Marruecos a un referéndum. Aunque las Naciones Unidas adeudan al Sáhara Occidental un referéndum, ningún miembro del Consejo de Seguridad está dispuesto a obligar a Marruecos a que permitala celebración de ese plebiscito. Francia y EE.UU. se sienten más cómodos con un referéndum que ratificara un acuerdo de autonomía favorable a Marruecos.
Objeto de especulación
Se ha especulado mucho sobre el papel del Gobierno de los EE.UU. en la crisis deoctubre-noviembre de 1975, pero se conocen muy pocos hechos. Con la escasa evidencia disponible, frecuentemente indirecta, diversos observadores han acusado alos EE.UU. de una toda una serie de reacciones que van desde la pasividad hastala complicidad.
Las acusaciones de complicidad no estaban totalmente infundadas. Tres años después de la crisis, el Parlamento español llevó a cabo una investigación sobre el asunto. Allí,varios funcionarios alegaron que Francia y EE.UU. habían presionado a Madrid parasatisfacer las demandas de Hassan II. Y el entonces director adjunto de la CIA, teniente general Vernon Walters, dejó entender que él había intervenido en nombre delos EE.UU. durante la crisis, afirmación ésta reiterada más tarde por otras fuentes enel New York Times en 1981. Dada la estrecha relación de Walters con Hassan II, que databa del desembarco aliado en Casablanca, el periodista Bob Woodward le describió una vez como el agente personal del monarca en el seno de la CIA.
Además de ello, contamos con las memorias de Daniel Patrick Moynihan, representante de EE.UU. ante la onU durante la crisis de 1975. En un pasaje frecuentemente citado, Moynihan comparaba los antecedentes similares de Timor Oriental y el SáharaOccidental: «China apoyó al Fretilin en Timor, y perdió. En el caso del Sáhara Español,Rusia respaldaba totalmente a Argelia, y a su frente, conocido como Frente Polisario, y perdió. En ambos casos, Estados Unidos deseaba que las cosas resultasen tal como sucedieron, y trabajó para conseguirlo. El Departamento de Estado deseaba que Naciones Unidas demostrara su absoluta ineficacia en cualesquiera medidas queadoptase. Esta tarea me fue encomendada a mí, y la llevé a cabo con no poco éxito.
«El embajador de EE.UU. en Argelia durante la crisis, Richard Parker, escribió más tarde que es posible que Hassan creyera haber recibido «luz verde» de los EE.UU. para invadir el Sáhara Español, durante una reunión con Henry Kissinger en el verano de1975, aunque puede que ésta no hubiera sido la intención del Secretario de Estado.Citando la «falta de apoyo de EE.UU. a las resoluciones de la onU contra la Marcha Verde» como una especie de «prueba indirecta» que «da credibilidad a la afirmación» de que Washington apoyó a Hassan, Parker seguía pensando que los “documentos oficiales jamás revelarán toda la verdad.» Y, no obstante, concluía: «Cualquier cosa era posible en aquella época.
«La respuesta de EE.UU. a la crisis
Sin embargo, la primera señal que el Gobierno de EE.UU. recibió de que la situación en el Sáhara se estaba agravando no fue el anuncio [de la marcha verde] hecho el 16de octubre por el rey Hassan II. Por el contrario, ya dos semanas antes, el director de la CIA, William E. Colby, había remitido un memorándum a Kissinger que afirmaba sin rodeos: «El Rey Hassan ha decidido invadir el Sáhara Español dentro de las próximas tres semanas». Y añadía que Hassan II temía que el dictamen de La Haya pudiera no ser favorable a la reivindicación de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, por loque se estaba preparando una invasión militar. El monarca confiaba también en que los militares españoles no darían la batalla. Además, como el propio memorándum sugería, «Esposible que Hassan haya llegado a la conclusión de que una intervención armada provocaría una mediación internacional favorable». Y se explicaba cómo Hassan II podría haber llegado a esa peligrosa conclusión. Un posterior análisis de la CIA añadía: » Al parecer, el rey Hassan, se siente alentado por sus mandos militares.
«Kissinger envió inmediatamente una carta a Hassan II pidiéndole moderación, pero no recibió respuesta hasta el 14 de octubre. En ella, Hassan aseguraba al Gobierno de EE.UU. que no atacaría a España, aunque no haría la misma promesa para cualquiera que se opusiera a sus ambiciones.
A la mañana siguiente de la publicación del dictamen del Tribunal Internacional de Justicia y el anuncio de la Marcha Verde, Kissinger informó, en el Despacho Oval, al presidente Ford y al Asesor de Seguridad Nacional, teniente general Brent Scowcroft:
“Kissinger: Marruecos amenaza con emprender una marcha masiva sobre el Sáhara Español.
El Tribunal Internacional de Justicia emitió un dictamen que dice que la soberaníase ha decididoentre Marruecos y Mauritania. Eso es básicamente lo que Hassan quería.”
“El Presidente: ¿Qué es probable que suceda?”
“Kissinger: España se inclina por la independencia. Eso es lo que Argelia desearía. Voy a hablar con el embajador de Marruecos hoy mismo.”