LA ESTRUCTURA SOCIAL DEL PUEBLO SAHARAUI
La sociedad saharaui, como la mayoría de sociedades tradicionales del Sahara, era una sociedad claramente jerarquizada. Toda persona formaba parte de una tribu. Cada tribu mantenía relaciones de dominación o sometimiento respecto a otras tribus.
Las diferentes tribus que habitaban en el Sahara occidental pueden agruparse en tres grandes grupos:
El grupo de los guerreros, las llamadas hasanias, que eran las que tenían el poder militar.
– El grupo con cierto prestigio religioso, las llamadas zuaia.
– El grupo de las que se dedicaban a la cría de ganado y que tenían que pagar tributo a las otras tribus.
Había además tre grupos de población que se dedicaban a otras actividades:
– Los artesanos, que solían ofrecer sus servicios a cambio de alimentos y protección.
– Los músicos, que se desplazaban para celebrar festejos y cantar para los jefes.
– Los esclavos, que eran utilizados por las otras tribus como pastores para realizar los trabajos domésticos más duros.
Con la colonización española primero, y con la revolución y la creación de la RASD después, todas estas estructuras sociales tradicionales se han ido transformando hasta llegar a la actual forma de organización social moderna, capaz de hacer frente a los retos del presente.
En la actualidad, todos los habitantes del Sáhara Occidental, sea cual sea su origen y posición social, gozan de una misma condición y todos son ciudadanos saharauis. Esta es la única posibilidad para superar antiguas divergencias y rivalidades y para alcanzar el proyecto común de la supervivencia del Pueblo Saharaui.
LA VIDA FAMILIAR
La familia saharaui tradicional estaba formada por un hombre, una mujer y sus hijos, los cuales vivían conjuntamente en una jaima.
Las jaimas raramente se encontraban aisladas. Junto a ellas se encontraban las de otros familiares y vecinos, formando campamentos que oscilaban entre las tres y las quince jaimas. En tiempos de guerra los campamentos podían llegar hasta las 250 jaimas.
Junto a las familias que integraban un Frig solía haber también algunos sirvientes, artesanos, un maestro y ocasionalmente algún músico ofrecía sus servicios por un tiempo.
Los hombres se ocupaban de los rebaños y de la defensa del campamento, la mujer era la encargada del transporte del agua, de la recogida de la leña, del pastoreo del ganado menor y del ordeño de las camellas y todo ello además de los trabajos familiares de tejer, reparar la jaima, y la preparación de los alimentos.
LA ECONOMÍA TRADICIONAL EN EL SÁHARA OCCIDENTAL
La ganadería nómada era la base de la economía saharaui. Junto a ella se realizaban otras actividades complementarias como el comercio, algunas formas de agricultura y la explotación de salinas. En las zonas costeras también se desarrollaba la pesca marítima.
LA GANADERÍA NÓMADA
La cría de ganado era la base de la economía saharaui. Aunque también se criaban cabras y corderos, el rebaño estaba compuesto básicamente por camellos. Los camellos son los animales que mejor se adaptan a las condiciones del desierto. Durante la estación seca pueden llegar a pasar hasta 5 días sin beber y con ellos se pueden realizar diariamente largos desplazamientos. La camella era el eje de la economía ganadera, ya que a parte de criar, también se usaba como animal de carga.
Del ganado se aprovechaba todo. La leche y sus derivados que constituían la alimentación básica de los saharauis junto a la carne. La piel se utilizaba para fabricar monturas, cuerdas, alfombras, cojines así como para decorar estuches, instrumentos musicales, etc. Con pelos de camello se elaboraban tejidos en bandas que constituían la jaima. La grasa se aprovechaba como cosmético y para medicinas. Los excrementos y orines también tenían utilidad terapéutica.
Los rebaños eran propiedad de la familia. Cada tribu y fracción tenía una marca con la que identificaba sus rebaños. Prácticamente todas estas marcas tienen una leyenda que explica su origen.
LA AGRICULTURA TRADICIONAL
El agua es un bien escaso, pero también la agricultura se ha desarrollado, aunque solo como una actividad complementaria.
Los terrenos más fértiles se reservaban para el cultivo de cereales y hortalizas. La explotación agrícola era básicamente familiar, aunque para los trabajos de siega y trilla se necesitaba la participación de todo el campamento.
LA PESCA TRADICIONAL
Algunos grupos de la costa se dedicaban a la pesca marítima. Para éllo utilizaban redes de unos 10 metros de largo por 3 metros de ancho, que mantenian verticales en el mar con corchos y trozos de vasijas de barro. Pescaban sin embarcaciones por lo que manipulaban las artes de pesca desde la costa utilizando unos palos muy largos para colocar y recoger las redes.
EL COMERCIO
A lo largo de la historia, el Sáhara ha una sido una zona de paso y de destino de importantes vías comerciales. Algunas de estas vías nacían en Europa y sus destinos eran Essauría, Tombuctú y San Luis de Senegal.
El comercio transahariano tradicionalmente se desarrolló a lo largo de un eje norte-sur. A partir del siglo XVII se sumó un nuevo eje comercial este-oeste que unía las zonas del interior con las de la costa, que era donde las potencias europeas empezaban a instalarse.
Así, productos como la goma arábiga del norte del río Senegal, o las plumas de avestruz del desierto, atrajeron a los comerciantes europeos, que ofrecían metales, tejidos y alimentos a cambio de estos productos.
Pero los nómadas no se limitaban a participar en este comercio intercambiando productos, sino que también realizaban funciones de protección, guía, transporte, así como de arrendamiento de camellos.
Las salinas de Lyil eran el núcleo comercial más importante junto al Sáhara Occidental. De Lyil se extraían grandes losas de sal de unas dimensiones aproximadas de 1 x 0,4 x 0,15 m. Los trabajadores de las salinas recibían una de cada 687 que extraía, además de una medida de mijo por cada carga de animal que realizaba y que eran unas seis losas por camello.
LOS ARTESANOS
En cada campamento residían algunos artesanos que con sus habilidades satisfacían las necesidades técnicas del grupo. Producían instrumentos de lujo o útiles para la vida en el desierto, y a cambio recibían alimentos y protección.
En el pasado los artesanos no gozaban del prestigio y reconocimiento que actualmente se les concede. A pesar de que residían junto al resto de familias, se les consideraba extranjeros y formaban un grupo aparte. Sólo podían casarse con miembros de su propio grupo.
El artesano y su esposa se dedicaban a la elaboración de productos artesanales, pero los trabajos eran distintos para cada uno.
El hombre, con un instrumental simple de martillos, tenazas, alicates y un fuelle, se dedicaba al trabajo de la madera y los huesos o bien del oro, la plata y el hierro. La mujer se dedicaba al trabajo del cuero realizando el curtido, el grabado, la pintura a el cosido. Con el cuero se elaboraban grandes alforjas, cojines, odres, cuerdas, monturas, tabaqueras o cajas forradas de piel y otros objetos de decoración.
El arte saharaui es un arte de miniaturistas a juzgar por la extraordinaria delicadeza de las decoraciones ejecutadas con la pluma y el cincel sobre la plata o el cuero.
Se trata de un arte de aparente simplicidad con motivos geométricos que esconden significados difíciles de descifrar para los no expertos.
Algunos especialistas tienen el conocimiento de las letras y de las cifras mágicas, con las que construyen amuletos y talismanes que ofrecen protección a los que los llevan consigo.
Algunos de los diseños del arte saharaui, como los que podemos encontrar en los tapices de cuero, los recipientes de madera, o en las joya, tienen equivalencias al alfabeto árabe.
Si leemos los motivos decorativos, podremos observar como el número cinco aparece con mucha frecuencia, ya que simboliza la mano de Fátima, la Providencia, y resume la Ley y la Religión.
Se comprende, que los motivos ornamentales raramente se abandonaran a la libre fantasía del artesano. Los diseños son limitados, cada uno tiene su nombre, y muchos de ellos tienen un significado preciso y una función clara que cumplir.
LA MÚSICA
Originarios de Mauritania, donde incluso llegaron a formar poblados, los músicos emigraban hacia el norte al encuentro de algún jefe tribal que los acogiera y contratara y cantaban para él y su grupo en tono elogioso.
Si el jefe no quería sus servicios, los músicos componían temas de carácter satírico con los que se burlaban de él o su grupo. Posiblemente de este hecho se deriva la consideración social que tienen los músicos, entre la admiración y el desprecio.
Los músicos también jugaban un papel destacado en las incursiones guerreras. Recitaban poesías de carácter heroico y tocaban para dar coraje a los guerreros.
En la música del Sáhara se puede distinguir entre las abundantes canciones populares que eran conocidas por una o varias cábilas, y la música culta de la zona conocida como el houl.
El houl es un estilo musical muy apreciado y difundido, no sólo en el Sáhara occidental, sino también en Mauritania, Mali y sur de Argelia. Dentro del houl se distinguen siete estilos que en cada recital se combinan en un orden bastante riguroso, cada uno de los cuales hace referencia a un tema específico como la guerra, el amor, la belleza, el territorio, etc.
LA INFANCIA
Durante los primeros años de vida las mujeres son las encargadas del cuidado y formación de los niños.
Desde que son pequeños los niños reciben una formación moral y religiosa a través de las primeras canciones que les cantan los mayores. También se les enseña mediante los juegos, los proverbios y las adivinanzas en las que se entremezcla lo religioso y lo mágico, las recitaciones de la vida del profeta y los hechos de sus antepasados
A partir de los siete años se produce un cambio importante en la vida de los niños y niñas. La de los niños pasa a cargo del padre y se transforma en una educación más severa. A partir de esa edad, al niño se le practica la circuncisión y empieza a asistir a la escuela coránica. El resto de su tiempo se reparte entre los juegos y el aprendizaje de su futuro papel como adulto. La educación de las niñas se realiza junto al resto de mujeres con las que aprende a comportarse y también con ellas aprende todas las habilidades que se esperan de una mujer.
LA ESCUELA CORÁNICA
En el Sáhara Occidental, la escuela llegó con el Islam, ya que la formación religiosa exige el aprendizaje de la lectura y la escritura.
En cada campamento de la sociedad tradicional solía haber una escuela coránica. Si el campamento debía permanecer en un mismo sitio por un largo período, se construía la “zriba”, que eran ramas dispuestas sobre la arena que simbolizaban los muros de la mezquita cuyo techo era la bóveda celeste.
Al cabo de un largo período de estudio durante el cual aprendía a leer y memorizar gran cantidad de libros, el maestro instaba al estudiante a impartir sus enseñanzas. De este modo empezaba su actividad al servicio de una familia, que se hacía cargo de él a cambio de sus enseñanzas. Sus alumnos, entre 6 y 15 años debían aprender fragmentos del Corán, así como otros aspectos vinculados a la religión y el sentido del respeto y la obediencia.
LA RELIGIÓN
La religión ha sido siempre un elemento fundamental para la sociedad saharaui. Como en el resto de países del Magreb, en el Sáhara conviven dos formas de ver y de practicar el Islam. Por una parte están los saberes ortodoxos de los que deriva la teología y el derecho islámico. Por otra parte están las creencias populares, los místicos y las cofradías.
Durante el colonialismo, las Cofradías jugaron un papel muy importante en todo el mundo islámico musulmán por su capacidad de movilización a favor de la independencia. En el Sáhara existen varios ejemplos de ello. Uno es el del cheikh Ma el Ainin, que durante algunos años contó con el apoyo de las tribus del Sáhara, cada vez más en contra de la presencia de fuerzas extranjeras en su territorio.
Otro aspecto relacionado con la religiosidad popular tradicional son las prácticas rituales y mágicas, los tabúes alimentícios, los males de ojo, las acciones de los espíritus y los diferentes tipos de prodigios.
Entre la población saharaui también es conocido el uso de amuletos con diferentes finalidades. Para obtener seguridad se utiliza un cuadro con nueve cifras mágicas, cuya suma equivale al nombre de Dios. Para favorecer el desarrollo de la inteligencia de los alumnos se inscribe el “kaiketar” en sus pizarras. Para favorecer el entendimiento entre los que habitan una tienda se coloca la progresión de los números del “boudour” en la cumbrera de la jaima.
MODA Y VESTIDOS
En las provincias saharauis, el hombre y la mujer tienen trajes específicos abundantes en estilos y muestras. Así, el hombre suele llevar la “darâa”, mientras que la mujer se lleva la “Malhfa”. Por lo general, los trajes de ambos sexos se caracterizan por su decoro, modestia, recato, buen gusto y sencillez. El hombre saharaui no encuentra ninguna dificultad en realizar las labores más complejas, pese a las sensaciones de lentitud y falta de agilidad y funcionalidad y, de incompatibilidad con las exigencias de nuestra época que pueda dar su traje tradicional.
En cuanto a las joyas, pues la mujer saharaui en su vida beduina acostumbra ataviarse con alhajas de plata engarzadas con piedras preciosas. Entre estas joyas, podemos citar “Lmbaíl”, los brazaletes y “al-líat” que son pulseras que se pone alrededor de la muñeca, mientras que en sus pies se pone ajorcas llamadas “jlajel” y se alhaja el cuello con “al-baghdad” que consiste en un pequeño libro de plata de ley engarzado con una piedra preciosa llamada “al-bzrada”.
Igualmente, encontramos otra alhaja llamada “al-sraa´”, una especie de sarta de piedras preciosas muy parecida a la gargantilla, y el collar que, igualmente, se engasta con las mejores piedras preciosas.
MATRIMONIO
El matrimonio saharaui empieza con el rito de la dote, llamada “d´fuâ”, cuya ceremonia se inicia en el domicilio de la familia del pretendiente, en un gran cortejo al que suelen asistir la familia del novio, sus parientes y amigos más cercanos. El importe de la dote puede variar y estar sujeto a la situación social y financiera del pretendiente, y suele constar de varias reses de ganado, de varios cortes de tela para confeccionar la “mlehfa”, la prenda tradicional de la mujer saharaui., así como de varios perfumes, elaborados localmente y llamados “Ljmira” , de incienso y, de varios kilos de té y azúcar, amén de las joyas, de la ropa para la novia y de algunos muebles y enseres.
La dote en la provincias saharauis suele tener una atención muy especial, hasta el extremo de que muchos se extralimitan y exageran en la misma, ya que connota una serie de valores tribales relacionados con la caballerosidad, la generosidad y el empeño del pretendiente por mostrar su amor a la futura esposa y su consideración a la familia y tribu de la misma, a más de otras consideraciones inherentes al lugar que ocupa la mujer en la sociedad saharaui.
El día de la boda, y en previsión de la llegada del cortejo nupcial del novio, la familia de la novia suele levantar una gran tienda de campaña, llamada “Jaimat ar-rag”, donde recibe al cortejo el cual ofrece la dote “dufuú” y se celebran los banquetes y se tocan los tambores y panderos en una gran fiesta.
En la noche de la boda, una mujer, llamada en las provincias saharauis la “m´alma”, se encarga de trenzar y teñir a la novia con alheña y con los más prestigiosos perfumes locales. La recompensa de la “m´alma corre a cargo del pretendiente, quien procura ser muy generoso en la misma, ya que tal recompensa será objeto de las discusiones de ambas tribus, particularmente entre las mujeres.
Los festejos de boda en las provincias saharauis se mantienen ininterrumpidamente a lo largo de tres días. La segunda noche sirve para ocultar a la novia por parte de las amigas de la misma, en una ceremonia llamada “teruagh” y cuyo objetivo consiste en conferir cierto aire de esparcimiento y suspense a la boda, ya que las amigas de la novia desafían al novio para encontrar a su esposa, por lo que éste debe esforzarse sobremanera para encontrar a su consorte, como muestra de su amor y consideración a la misma.
A la novia se la suele ocultar en una tienda de campaña de la tribu vecina, donde recibe una atención especial y se le regalan los más variados obsequios y perfumes, ya que la tribu escogida para acoger a la novia, se siente honrada por haber sido escogida. Mientras, el novio se esfuerza en encontrar a su esposa, acudiendo a la ayuda de sus amigos más cercanos a los que utiliza para espiar, buscar noticias sobre la esposa, y hacer conjeturas sobre su posible escondite.
Y sólo en la tercera noche, se entrega la esposa a su consorte en un alegre cortejo, en medio de los gritos de júbilo, mientras redoblan los tambores y suenan las canciones de boda en idioma “hassaní” y poemas que destacan las virtudes de ambas tribus y que ensalzan las nociones de generosidad y coraje. Entre las costumbres de los saharauis, la primera noche de matrimonio suele tener lugar en el domicilio de la familia de la esposa, la cual sólo puede abandonar la casa paterna cuando haya dado a luz a su primer hijo.
La última noche de boda suele denominarse entre los saharauis “Aheshlaf”, es decir la culminación; otros la denominan como la noche de las abuelas o “al-ŷaddát”, ya que ambos esposos pasan la noche en el mismo lugar.
A continuación, todo el mundo acude a casa del esposo, donde puede contemplar a la esposa llevada en un grueso paño, mientras que ella se resiste simbólicamente. En la misma noche, se obsequia a la esposa un regalo, llamado “amrouk”. A continuación, la madre de la esposa envía a la familia del esposo un regalo, denominado “al-fashja”, constituido por la mitad de las arras que el marido había entregado como dote “dufu´u”, con algunos regalos suplementarios. Más tarde, ambos consortes proceden a reflexionar juntos sobre la incorporación de la consorte al domicilio conyugal, cosa que precisa de específicos preparativos que, a lo mejor, pueden durar mucho tiempo.
CUENTOS POPULARES
Desde siempre, el Sahara es un terreno fértil para el florecimiento de la imaginación. De allí la proliferación de los cuentos y historias.
El cuento en el Sahara es la encarnación de la lucha entre las fuerzas del bien y el mal.
El protagonista de este cuento entra en conflicto con seres pertenecientes a mundo extraños como aquél de los demonios. Este protagonista vive en la tienda de campo y puede ser un animal no del todo ajeno al ambiente del Sahara (gacela, serpiente, hiena, lobo) o un animal totalmente imaginado (“niro”, “bukra”, “shertat”).
La noche es el tiempo idóneo para relatar cuentos tanto para divertir a los niños hasta que se duermen como para velar entre adultos.
El cuento hassaní requiere que el narrador disponga de gran talento de actor y de narrador capaz de hacer frente al público y transmitirle el mensaje con toda precisión…Generalmente, el narrador es siempre un viejo (shaibani) o vieja (kahla) debido a su capacidad de narración basándose en el dialecto hassaní.
El cuento de “Shertat” es muy conocido en el Sahara. Existen diferentes versiones de esta historia: algunas dicen que “Shertat” era un nómada, otras lo comparan al lobo en su astucia o al león en su fuerza, mientras que otras narraciones dicen que es medio hombre medio animal que asombra a quien lo ve.
REFRANES
Los refranes son el espejo que refleja el imaginario colectivo de los pueblos, su cultura, su concepción de las relaciones humanas y materiales, sus preocupaciones espirituales y políticas y la síntesis de sus experiencias, las etapas felices o trágicas de sus historia, la creatividad de sus sabios y la memoria de las epopeyas de sus héroes.
La sociedad hassani, como otras sociedades árabes produjo una multitud de refranes populares a las especificidades culturales particulares. Estos refranes se caracterizan por su pertinencia y la síntesis que hacen de la vida económica, social y cultural en Sáhara.
Estos refranes tratan de temática muy variada. Desde lo moral y las relaciones humanas, hasta la calidad de los comportamientos en sociedad, y las sabidurías que sacan fruto de experiencias de la vida, pasando por los consejos a propósito de la educación de los niños, la moralidad y las reglas de conveniencia.