
Quito.– La decisión del gobierno ecuatoriano de retirar el reconocimiento a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) ha generado un fuerte rechazo en el país y en la región. Diversos sectores sociales y políticos han expresado su profunda preocupación por esta medida, que consideran un retroceso en la política exterior ecuatoriana y una afrenta a los principios de autodeterminación de los pueblos.
Organizaciones como la Coordinadora por la Paz, la Soberanía, la Integración y la No Injerencia (CPAZ) han calificado esta decisión como «vergonzosa» y una traición a la histórica solidaridad de Ecuador con el pueblo saharaui. Según CPAZ, este acto obedece a presiones externas y a una alineación con políticas imperialistas que van en contra de los intereses nacionales.
El Partido Socialista Ecuatoriano también ha condenado enérgicamente esta medida, señalando que el presidente ecuatoriano demuestra una falta de entendimiento de las relaciones internacionales al romper con una hermandad que se ha construido durante décadas.
Desde Bolivia, la Red Ciudadana Bolivia con el Sáhara ha expresado su profunda consternación, calificando la decisión ecuatoriana como «ilegal e inmoral». Esta organización ha destacado que Ecuador, como miembro del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, tiene una responsabilidad especial en la defensa de los derechos del pueblo saharaui.
La medida ha sido interpretada como una clara inclinación del gobierno ecuatoriano hacia los intereses marroquíes, lo que ha generado críticas por parte de diversos sectores de la sociedad civil.
El retiro del reconocimiento a la RASD ha reavivado el debate sobre la política exterior de Ecuador y ha puesto de manifiesto las divisiones internas en torno a este tema. La decisión ha generado un amplio rechazo a nivel nacional e internacional, y se espera que tenga repercusiones en las relaciones de Ecuador con otros países y organizaciones regionales.







