
El caso del prisionero político saharaui Sidi Abdallah Abbahah, miembro del grupo de Gdeim Izik, representa una prueba alarmante de la tortura y represión sistemáticas ejercidas por el Estado marroquí contra los presos políticos saharauis. Condenado a cadena perpetua tras juicios gravemente irregulares, el Sr. Abbahah se encuentra en régimen de aislamiento prolongado en la prisión de Tiflet 2 desde 2018 — una práctica reconocida internacionalmente como forma de tortura.
Su caso fue presentado ante el Comité contra la Tortura (CAT) de Naciones Unidas por su abogada, Maître Olfa Ouled, quien lo ha acompañado de forma ininterrumpida. El CAT emitió medidas provisionales de protección y posteriormente una decisión final reconociendo la violación de sus derechos fundamentales. Sin embargo, Marruecos ha desobedecido abiertamente las decisiones del Comité. Por ello, el CAT sigue monitorizando su caso mediante seguimientos, y su situación ha sido mencionada también por el mecanismo de represalias — prueba clara de la persistencia de las violaciones.
A pesar de los hallazgos de Naciones Unidas, el Sr. Abbahah sigue aislado, sin acceso a su abogada y sin haber recibido oficialmente la decisión ni los seguimientos del CAT. El pasado fin de semana, en un acto de protesta, realizó un ayuno de 48 horas para denunciar los malos tratos racistas, el acoso de los guardias y los abusos constantes que sufre. Cabe destacar que desde su encarcelamiento en 2010, el Sr. Abbahah ha llevado a cabo varias huelgas de hambre prolongadas para reclamar sus derechos básicos.
Su salud física y mental sigue deteriorándose gravemente debido a la falta absoluta de atención médica. Tras el ayuno, el director de la prisión y varios guardias intensificaron el acoso, comunicándole que ya no podría siquiera tomar té — una nueva forma de hostigamiento psicológico.
La literatura médica documenta claramente los daños graves e irreversibles causados por el aislamiento prolongado. La persistente privación de derechos básicos constituye tortura, en violación flagrante de la Convención contra la Tortura ratificada por Marruecos. Aunque Marruecos ha ratificado el Protocolo Facultativo y establecido un Mecanismo Nacional de Prevención, estas acciones son meramente simbólicas, mientras la práctica sistemática de tortura continúa impunemente.
La realidad sigue siendo de represión brutal y sistemática, tanto contra prisioneros políticos saharauis como contra ciudadanos marroquíes encarcelados por razones políticas. La situación de los saharauis ha sido extensamente documentada por Human Rights Watch, Amnistía Internacional y las propias Naciones Unidas, sin ninguna mejora por parte de Marruecos.
El Sr. Abbahah, que ahora inicia su decimocuarto año de detención arbitraria, simboliza el martirio de los prisioneros políticos saharauis. Su vida, salud y dignidad son destruidas sistemáticamente ante la indiferencia internacional. Esta situación no puede continuar.
La comunidad internacional debe actuar urgentemente y exigir la liberación inmediata e incondicional del Sr. Abbahah y de todos los prisioneros políticos saharauis. El silencio solo fortalece las violaciones y profundiza el sufrimiento de quienes luchan por la justicia y la autodeterminación.





